Todo empezó a primera hora de la mañana de ayer cuando dos hombres armados entraron en un pequeño club aeronáutico de Fontenay Trésigny y obligaron a un piloto a volar en helicóptero hacia la prisión de Réau, un moderno centro penitenciario en la periferia sureste de París.

Poco antes del mediodía, vestidos de negro, encapuchados y con un brazalete de la policía, irrumpieron en la cárcel, llegaron al locutorio y exigieron la liberación de Rédoine Faïd, un famoso ladrón francés reincidente que cumplía una condena de 25 años por la muerte en el 2010 de la policía Aurélie Fouquet en el transcurso de un intento de robo de un furgón blindado.

Faïd hablaba con su hermano Brahim cuando sus cómplices hicieron aparición en el recinto después de haber neutralizado las cámaras de vigilancia con granadas de humo y armados con kalasnikov, según el relato de diversos medios galos.

Como si siguieran el guión de una película, todos lograron evadirse a bordo del helicóptero, que había aterrizado en el patio del centro penitenciario, el único lugar desprovisto de mallas metálicas de protección.

COCHE QUEMADO // El aparato apareció luego con el motor calcinado a unos 60 kilómetros de la cárcel, en la localidad de Garges les Gonesse. El reo prosiguió su huida a bordo de un Renault negro, que también fue hallado incendiado en la localidad e Aulnay sous Bois, en la periferia parisina, antes de continuar su periplo en una camioneta blanca, una Citroën, en dirección de Val d’Oise, al norte de la capital francesa. Tratando de seguir su rastro, la policía ya ha desplegado en la zona un amplio dispositivo para intentar localizar al fugitivo.

«Todas las unidades territoriales de la policía y la gendarmería han sido alertadas de inmediato y se han puesto en marcha los dispositivos coordinados de control e interceptación, dada la peligrosidad del fugitivo y de sus posibles cómplices», informó el Ministerio del Interior galo.