Estados Unidos ha entrado en una semana decisiva para tratar de prevenir el hundimiento de su economía por las consecuencias del coronavirus. Con más de 35.000 contagios en todo el país y cerca de 450 muertos, uno de cada tres estadounidenses ha recibido ya órdenes de confinamiento, medidas que están paralizando rápidamente la economía mientras se mantiene la zozobra en los mercados por el pánico de los inversores. Pocos economistas dudan en que habrá una recesión. La pregunta estriba más bien en saber cuánto durará y si podrá prevenirse una depresión. Por el momento, la Reserva Federal (Fed) ha vuelto a salir al rescate. Ayer anunció las compras ilimitadas de deuda para evitar las quiebras de empresas y administraciones públicas y reflotar a los mercados de crédito.

La maniobra sin precedentes elimina cualquier límite a su intervención en la economía para asegurarse de que el crédito sigue fluyendo mientras los despidos se generalizan y las empresas sufren para mantenerse a flote. El presidente de la Reserva Federal de San Luis, James Bullard, dijo hace unos días que el desempleo podría alcanzar el 30% de la población activa durante el segundo trimestre del año, un porcentaje que superaría la hecatombe de la Gran Depresión, de ahí que las autoridades estén embarcadas en una angustiosa carrera contra el tiempo. En paralelo al auxilio monetario de la Fed, el Congreso ultima un paquete de estímulo fiscal cercano a los dos billones de dólares, una cifra muy superior a la desplegada durante la crisis del año 2008.

«Aunque sigue habiendo una gran incertidumbre, no hay duda de que nuestra economía sufrirá severas perturbaciones», dijo la Fed en su comunicado. Las medidas de la Fed se han concebido en varios ámbitos. Por un lado, incluyen la compra de bonos del Tesoro y títulos asociados a hipotecas, tarjetas de crédito y deuda estudiantil para evitar que se disparen los intereses que paga el consumidor y asegurarse de que el crédito sigue fluyendo. También contempla la adquisición masiva de deuda de las grandes empresas para que puedan mantener sus operaciones, así como líneas de préstamos ventajosos para las pymes.

El nuevo cortafuegos de la Fed no consiguió frenar las ventas generalizadas en las bolsas, como ya sucedió la semana pasada, cuando dejó los tipos de interés muy cerca del 0% y reanudó las compras masivas de bonos del Estado y títulos hipotecarios. Los mercados están muy pendientes de lo que sucede en el Capitolio, donde se prepara la madre de todos los rescates para inyectar efectivo en el bolsillo de la ciudadanía, ayudar a las empresas, respaldar al sistema sanitario y rescatar a los sectores más damnificados.