"Me desperté con dificultad a las doce y media de la noche en mi casa. Ella se había llevado mil euros, mi iPhone X, el iPad, varias tarjetas bancarias y otros objetos de valor". Es uno de los hombres que han sido víctimas de Tatiana, conocida como Tati, una mujer de 26 años, "menuda y morena, con el pelo muy largo y tres tatuajes de mariposas en el hombro izquierdo" que seduce a hombres en Barcelona a través de Tinder, una aplicación móvil para ligar. Tati convence a los hombres que ha seducido para que la inviten a su casa y, una vez allí, les administra alguna sustancia para anular su voluntad y desvalijarlos.

Ante su último damnificado, Tatiana se presentó convaleciente, con un corsé en el tronco, ya que, según le contó, había sufrido un accidente de tráfico por culpa de un conductor borracho y había sido operada de una rotura de bazo. "Contacté con ella el 13 de noviembre y quedamos a las tres de la tarde. Me dijo que estaba asustada porque su última pareja, con la que tuvo una mala relación, la había estado acosando y luego se había marchado. Me pidió que la llevara a mi casa porque además tenía hambre y sed", explica a EL PERIÓDICO el hombre, que la ha denunciado ante los Mossos d'Esquadra. Los investigadores confirman a este diario que ya constan tres denuncias formales contra Tati, pero están estudiando varias denuncias similares que también podrían estar relacionadas con ella.

EN BARCELONA Y MADRID

Tati parecía una chica normal, con un "relato coherente y bien construido", según recuerda el denunciante. "Comía y hablaba mucho. Me contó que era panameña, que llevaba cuatro años en Barcelona y que antes había vivido unos 16 años en Madrid. Supuestamente trabajaba en un estudio de arquitectura, incluso me enseñó fotos en su móvil de algunos de sus trabajos".

Según fuentes de la investigación, después de ganarse la confianza de su víctima, Tati pone en marcha su plan para conseguir su objetivo, desvalijar su vivienda: "Mientras ella comía, me insistía en que yo la acompañara bebiendo cerveza. Posiblemente, me agregó en la bebida alguna sustancia narcótica o somnífera porque al rato empecé a recordar menos de qué estábamos hablando", denuncia el último perjudicado de Tati.

"Me condujo a acostarme en la cama y ella se encerró en el baño. A partir de entonces tengo un recuerdo vago. Ella tardaba mucho, así que intenté incorporarme y preguntarle qué ocurría, pero mi cuerpo ya no reaccionaba", asegura el hombre, que sospecha que Tati cuenta con ayuda de otras personas. "La oí hablar acaloradamente, como discutiendo con alguien en el salón, pero no llegué a entender el diálogo porque hablaban en otro idioma. Tampoco sé si hablaban por teléfono o si su cómplice ya habría entrado en el piso", añade.

El problema de las víctimas de Tati es que para cuando despiertan y acuden a la comisaría y al hospital, la sustancia con la que han sido drogados ya ha desaparecido de su organismo o es difícil de detectar: "Creemos que utiliza un colirio con una sustancia similar a la escopolamina (conocida popularmente como burundanga) que ingerido de forma oral provoca somnolencia durante varias horas. Durante el robo, algunas víctimas pueden incluso oír cómo ella vacía su casa, pero no pueden actuar, son incapaces de moverse", afirma una investigadora del caso.

ARTIMAÑA INFORMÁTICA

La última argucia de la presunta ladrona para impedir ser localizada es intentar desvincular los dispositivos informáticos que roba a sus víctimas de las cuentas personales de sus propietarios. Los teléfonos móviles y las tabletas sustraídos pueden ser localizados porque están vinculados a la cuenta del dueño: "En los dos últimos casos hemos conseguido localizar los teléfonos robados en puntos muy concretos de Barcelona. Concretamente, en la calle Nou de Las Ramblas y en la calle Marqués de Barberá, del casco viejo", explica esta misma fuente.

Para tratar de evitar que sigan sus pasos, Tati utiliza una artimaña informática: días después del robo, las víctimas reciben un mensaje que simula ser del servicio de Apple en el que les aseguran que la empresa ha localizado su móvil. "Entonces les piden que accedan a una página para conseguir su contraseña. Si pican, quien está al otro lado ya puede cambiar la clave y la víctima nunca encontrará su dispositivo", añade la investigadora. Para entonces, Tati ha completado su engaño. Fin de la cita.