Con el chupinazo lanzado por El Tuli desde el balcón del ayuntamiento, Pamplona se sumergió ayer en los sanfermines, que este año celebran el 75º aniversario del lanzamiento del cohete como inicio de unas fiestas que no tienen ni un minuto de descanso durante nueve días.

Por votación popular, Jesús Ilundáin Zaragüeta, El Tuli, ha tenido el honor a sus 85 años de lanzar este cohete, un sueño con el que su ciudad le reconoce como impulsor del cántico con el que cada mañana se pide protección a San Fermín antes del encierro. Al grito de “Pamplonesas, pamploneses, viva San Fermín. Iruindarrak, gora San Fermín”, el chupinazo estalló sobre las cabezas de miles de personas que, desde primeras horas, vestidas de blanco aguardaban en la plaza del Ayuntamiento entre canciones, bailes y bebida el momento de anudarse el pañuelo al cuello.

Un mar de pañuelos rojos recibió la salida al balcón de El Tuli quien, acompañado por el alcalde, Joseba Asiron, reivindicó la presencia y participación de las mujeres en las fiestas. El alcalde por su parte ha deseado unas fiestas con “alegría, igualdad y respeto” y la presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos, abogó por el “relajo y el disfrute” de quienes se acerquen a Pamplona, especialmente de quienes más “dificultades” están pasando.

Mientras los concejales de EH Bildu sostenían una ikurriña en otro de los balcones de la casa consistorial, un piso más arriba una gran pancarta daba la bienvenida a los refugiados.

El chupinazo cumplió así 75 años tal y como se conoce hoy. Un tiempo en el que los sanfermines han cambiado y se han internacionalizado, aunque conservan su esencia y sus encierros como la principal referencia de unas fiestas que entre el 6 y el 14 de julio concita a miles de personas.

De los encierros darán cuenta los 400 periodistas de 12 países acreditados para estos sanfermines, que contarán también al mundo el ambiente que se vive en Pamplona, como Ernest Hemingway lo narró hace noventa años en su novela Fiesta.

Entre los preparativos que han llamado la atención a esos periodistas se encuentra el uso, este año por primera vez, de un repelente de orín en las fachadas del casco antiguo para garantizar la limpieza de la vía pública.

Además, un total de 3.450 agentes de la Policía Municipal, Policía Foral, Policía Nacional y Guardia Civil velarán por la convivencia y la seguridad en estas fiestas, en las que el Ayuntamiento por primera vez reparte pulseras entre los más pequeños para contactar con sus padres si se pierden.

Y este año también, junto a la habitual persecución de robos o timos, uno de los retos de los policías es evitar que haya agresiones sexistas, para lo que también se ha realizado una campaña de sensibilización ciudadana. H