Los genes, por si solos, no determinan cómo se comportará una persona. Eso sí, pueden darnos una pista sobre algunos aspectos su conducta. Un equipo internacional de investigadores, con colaboración del Institut de Biologia Evolutiva (IBE, UPF-CSIC), l'Institut de Salut Global de Barcelona (ISGlobal, centro impulsado por la Fundació Bancària 'la Caixa') y l'Institut de Recerca Sanitària Pere Virgili (IISPV), han identificado 124 variantes genéticas asociadas con las conductas de riesgo. Es decir, una pista sobre algunos de los mecanismos biológicos que influyen en la toma de decisiones arriesgadas.

Los resultados de esta investigación, publicados este mismo lunes en la revista 'Nature Genetics', podrían arrojar luz sobre cómo algunos factores genéticos interactúan con las variantes ambientales para configurar la actitud de una persona hacia el riesgo. "Los efectos de estas 124 variantes genéticas son muy pequeños, pero su impacto combinado puede ser significativo", apuntan los investigadores. En este sentido, los autores del estudio calculan que los factores genéticos pueden suponer una variación de un 1,6% en la tolerancia al riesgo de un individuo.

El recién publicado estudio se presenta como uno de los más grandes elaborados hasta la fecha. En este, los investigadores han trabajado con la información genética de más de un millón de personas de origen europeo. "Para poder llegar a conclusiones significativas, muchos grupos de investigación tuvimos que unir esfuerzos e incorporar nuestros análisis genómicos a una base de datos común", explica Arcadi Navarro, investigador del Institut de Biologia Evolutiva también implicado en este nuevo estudio.

TENDENCIA AL RIESGO

El estudio, además de identificar este centenar de genes, también apunta a cómo estos se relacionan con conductas arriesgadas específicas. "Las variantes genéticas asociadas a la tolerancia al riesgo tienden a asociarse com comportamientos precipitados, consumo de alcohol, tabaco y cannabis e inversiones y actividades sexuales más arriesgadas", comenta Jonathan Beauchamp, coordinador del estudio e investigador de la Universidad de Toronto.

Dichas variantes genéticas, según apuntan los resultados de esta nueva investigación, se sitúan en 99 regiones del genoma. "Algunas de ellas también corresponden a regiones con inversiones genéticas que también se han asociado a otros fenotipos neuropsiquiátricos y relacionados con el desarrollo cognitivo", argumenta Juan Ramón González, investigador de ISGlobal.

REGULADORES ACTIVIDAD CEREBRAL

Los resultados del estudio desmienten la relación entre los genes asociados a la tolerancia del riesgo y la dopamina o la serotonina, neurotrasmisores asociados con el procesamiento de recompensas y la regulación del estado de ánimo. Por el contrario, los datos de la investigación apuntan a una relación entre las conductas arriesgadas y el glutamato y el ácido gamma-aminobutírico (GABA). "Ambos son importantes reguladores de la actividad cerebral en humanos y animales: el glutamato es el neurotransmisor más abundante en el cuerpo y aumenta la comunicación entre las neuronas, mientras que el GABA la inhibe", destacan los expertos.

"Nuestros resultados apuntan al papel de regiones específicas del cerebro, en particular la corteza prefrontal, los ganglios basales y el cerebro medio, que se han identificado anteriormente en estudios neurocientíficos sobre la toma de decisiones", añade Beauchamp. "Nuestras observaciones encajan con la expectativa de que la variación en la tolerancia al riesgo es un carácter altamente complejo influenciado por miles, si no millones, de variantes genéticas", concluye.