Una nueva ola de calor sin precedentes dispara las alarmas en la Europa central. Varios países han registrado en los últimos dos días las máximas más altas de su historia y se preparan para la prolongación de un bochorno más propio del Mediterráneo.

Ayer fue el día más caluroso que se recuerda en Alemania. Al menos desde que se registran las temperaturas. El servicio meteorológico alemán (DWD) anunció que la localidad de Lingen, cerca la frontera occidental, llegó a 41,5 grados. Tan solo un día antes los termómetros de la ciudad de Geilenkirchen, también en el oeste del país, apuntaron 40,5 grados, superando por dos décimas la anterior marca, establecida en el 2015. «Está cambiando cada minuto», aseguró Andreas Friedrich, portavoz de DWD.

Prácticamente toda Alemania se halla bajo un calor poco habitual que puede seguir superando máximos. Así, los expertos señalan que las temperaturas solo bajarán en las montañas de más de 1.000 metros y en regiones cercanas al mar Báltico. Es por eso que las autoridades han declarado el nivel de alerta 2, de extremo calor y contaminación durante el día.

EN ALERTA ROJA // Bélgica y los Países Bajos también viven días de asfixiante calor como no se habían visto en décadas. En las últimas 48 horas, el cielo gris al que están acostumbrados ha dejado paso a un radiante sol que ha disparado los termómetros. Ayer, la aldea de Deelen llegó a los 41,7 grados, siendo la primera vez en la historia del país que se registran cifras por encima de los 40. El miércoles el servicio meteorológico neerlandés (KNMI) ya había registrado una temperatura de 39,2 grados en la base aérea de Gilze-Rijen que superaba el anterior récord de 38,6, de 1944.

En la localidad belga de Kleine-Brogel, junto a la frontera con Holanda, se rompió el récord de calor el miércoles con 38,9 grados, superando también la máxima de 38,8 de junio de 1947. Las autoridades, que llevan hasta 186 años recabando datos meteorológicos, han declarado el país en alerta roja. Esperan que el calor baje a partir de esta noche.

Donde también notan esa fuerte subida del termómetro es en Francia, en alerta desde el martes por temperaturas que llegaron a los 41,2 grados en Burdeos. Ayer, París llegó hasta los 42,6 grados, batiendo el récord de la ciudad, de hace 70 años. El Reino Unido vivió asimismo una jornada bochornosa con 37,7 grados en Londres, su segunda máxima, y 31,6 en Edimburgo, marca local.

Los expertos alertan de que estos aumentos de la temperatura a los que se está acostumbrando el continente serían «estadísticamente imposibles» sin la contribución humana al cambio climático. «Son cada vez más frecuentes, empiezan antes y son más intensos», asegura Clare Nullis, portavoz de la Organización Meteorológica Mundial. De hecho, los cinco veranos más calurosos que ha vivido Europa desde el año 1500 se han registrado en los últimos 17 ejercicios.