El interminable debate en torno a las mascarillas sigue consumiendo episodios. No hay jornada en la que no caiga algún consejo o rectificación respecto a algún pronunciamiento anterior. La conclusión empieza a ser evidente: nadie sabe con total seguridad la mejor solución, pero todo el mundo recuerda la imagen de los chinos ataviados en su gran mayoría con las protecciones contra el coronavirus.

Horas después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reiterara que las mascarillas solo deben utlizarlas claramente los enfermos, los cuidadores de estos pacientes y el personal sanitario, el centro europeo para la prevención y control de enfermedades amplió este espectro.

La entidad avaló ayer el uso de mascarillas en público, tanto en personas con síntomas que ya saben que están infectadas de covid-19 como en asintomáticos, principalmente en espacios cerrados y concurridos.

Este último punto supone una novedad en toda regla en este campo. Hasta ahora no se había incluido al grupo de los asintomáticos como destinatario de estas prendas, aunque es cierto que en algunos países como la República Checa, Eslovaquia o la región de la Lombardia es obligatorio el uso de las mascarillas para todos al salir a la calle.

Reducir la propagación / «El uso de mascarillas en público puede servir como medio de control para reducir la propagación de la infección, al minimizar la excreción de gotas respiratorias de los individuos infectados que aún no han desarrollado síntomas o que permanecen asintomáticos», detallan los expertos europeos en un nuevo informe, en el que puntualizan que «no se sabe en qué medida el uso de mascarillas en la comunidad puede contribuir a reducir la transmisión».

Sobre el tipo de mascarillas, avalan que se podrían usar aquellas «hechas de diversos textiles, especialmente si, debido a problemas de abastecimiento, se debe dar prioridad a las mascarillas médicas para su uso como equipo de protección personal por parte de los profesionales sanitarios», remarca el estudio. Ese es uno de los grandes temores de la OMS: el posible agotamiento de mascarillas para los profesionales que las requieren de verdad.

El centro aclara que las mascarillas deben usarse «solo como medida complementaria y no como sustituto» de las medidas preventivas como el distanciamiento, la higiene meticulosa de las manos y evitar el contacto con la cara, la nariz, los ojos y la boca.

«El uso apropiado de mascarillas es fundamental para la eficacia de la medida y puede mejorarse mediante campañas de educación», aseguran. Los expertos reconocen la falta de pruebas científicas sobre el uso en público y no descartan «posibles efectos secundarios negativos».