El reciente exorcismo al que ha sido sometida una joven de Burgos -trece sesiones en una iglesia conventual de Valladolid a cargo de un sacerdote especialista y autorizado- ha devuelto a la actualidad una práctica reconocida en el Derecho Canónico y concebida como un derecho de los fieles.

El código canónico, en este punto, “exige que el exorcista sea nombrado por el obispo y que valore la oportunidad de hacerlo”, explica el Arzobispado de Burgos a través de una nota informativa para puntualizar aspectos sobre este caso que, desde el pasado agosto, investiga bajo secreto de sumario un juzgado de Burgos.

Un grupo de familiares de la joven --actualmente en silla de ruedas tras un intento de suicidio en septiembre del 2013-- ha denunciado ante el Juzgado de Instrucción número 2 de Burgos esta situación para reconducir y tratar adecuadamente el problema, al parecer sobrevenido en el 2012 a raíz de un cuadro de ansiedad y nerviosismo presuntamente provocado por una anorexia, y que los progenitores interpretaron como una posesión diabólica.

La jueza titular, María Dolores Fresco, investiga un posible delito de maltrato en el ámbito familiar contra la joven, que ya ha alcanzado la mayoría de edad, pese a lo cual la Junta de Castilla y León mantiene la tutela que asumió a raíz de la denuncia.

El intento de suicidio “no ha sido consecuencia de los exorcismos practicados”, ya que la decisión de llevar a su hija a un especialista religioso en Valladolid “fue bastante posterior” a esa pretensión fallida de quitarse la vida, aclara el Arzobispado de Burgos. Las sesiones comenzaron en abril “y concluyeron en junio de este año con el convencimiento de sus padres de que estaba sanada”, añaden. La Archidiócesis de Valladolid dispone de uno de los escasos curas especializados en este ritual. Revestido con alba y estola morada, el exorcista entona unas oraciones antes de conminar al diablo a que abandone el cuerpo de la persona que posee, a veces con un crucifijo para reforzar la exigencia.

La Iglesia no dispone ni de cursos de formación ni estructura específicas para adiestrar a los luchadores contra el diablo.

El Arzobispado de Burgos “comparte el sufrimiento de la joven y su familia”, pero se desvincula tanto del intento de suicidio como de la denuncia familiar. H