El centro penitenciario de Huelva y el centro penitenciario de Córdoba realizaron pruebas de estimulación cerebral en los años 2016 y 2017 mediante corrientes eléctricas liberadas a 41 presos considerados violentos para calmar las conductas más agresivas. Este proyecto, autorizado por el anterior Gobierno, ha sido suspendido y no tendrá continuidad hasta que conozcan las conclusiones de un informe de salud que se está elaborando.

El tratamiento consistió en colocarles a los reclusos unos electrodos en la cabeza para llevar una corriente eléctrica suave para estimular los dos hemisferios cerebrales al mismo tiempo.

La iniciativa está basada en sesiones de estimulación cerebral de unos 15 minutos de duración y se realizó tanto a reos con delitos de sangre como los que no lo tenían --como grupo de control--. La actividad se prolongó durante tres días y, después de este tiempo, se concluyó que estos estímulos sirvieron para disminuir la agresividad de acuerdo al llamado Cuestionario de Agresiones de Buss-Perry (BAQ), que evalúa cuatro parámetros: tendencia a la violencia verbal, la violencia física, la rabia y la hostilidad.

TODOS VOLUNTARIoS // La investigación la han llevado a cabo expertos de varias universidades y centros de investigación de España, Alemania y México. En concreto, de los 41 presos que participaron, 18 arrastran condenas por homicidio o asesinato. Todos los reclusos eran voluntarios y mostraron su consentimiento expreso, mientras que se excluyó a los individuos con enfermedades psiquiátricas, neurológicas o adicción a las drogas.