La muerte en solo dos días de dos pequeños, de dos y diez años, ha disparado las alarmas por los ahogamientos de menores. Las dos muertes, que se han producido en piscinas de Madrid y Barcelona, se produjeron en sendos siniestros del pasado jueves, aunque finalmente el fallecimiento de la menor madrileña, que fue rescatada muy grave, se produjo durante el día de ayer.

Ante esta situación, los expertos lo tienen claro. «El primer consejo es no perderle nunca de vista, bajo ningún concepto. No solo cuando se está bañando, sino también cuando está jugando cerca del agua», subraya Ana Domínguez, Coordinadora de la Comisión de Prevención y Seguridad de la Federación Española de Salvamento y Socorrismo.

Y es que desde el 1 de enero al 30 de mayo ya habían fallecido ahogados siete menores de edad en el territorio español: dos tenían 17 años y murieron en un puerto y en una playa, y los cinco restantes tenían menos de 4 años y fallecieron en piscinas particulares (2), otros tantos en albercas privadas y una niña en una piscina municipal vigilada.

¿Y por qué todas estas muertes de niños, incluidos las dos de esta semana, se han producido en piscinas? Según Ana Domínguez porque en estos recintos acuáticos se crea la «falsa sensación de que son más seguros» que una playa, por lo que se relaja la vigilancia sobre los pequeños.

Entre las principales causas de estos sucesos están los incidentes con hinchables, como flotadores o colchonetas, que se dan la vuelta y causan «ahogamientos muy rápidos en pocos segundos» y el niño no es capaz de recuperar la verticalidad, así como «los resbalones con caída al agua», dice.

una regla para salvar vidas // Ante esta situación, la Asociación Nacional de Seguridad Infantil, junto a Emergències Setmil SL y Segurbaby han lanzado la regla del 10-20: mirar cada 10 segundos y no estar a más de 20 de distancia. Esto, aseguran, puede salvar la vida de un niño en apuros en el agua. Es decir, nunca han de pasar más de diez segundos sin mirar al menor; y se debe estar a una distancia en que puedas llegar a él en menos de veinte.

Si se sigue este criterio, además de otras recomendaciones básicas de seguridad, como que todas las piscinas estén valladas y que en ellas haya siempre un socorrista, se pueden salvar muchas vidas de menores. Además, apunta Domínguez, «los conocimientos de reanimación se deberían adquirir en las escuelas». Y es que solo hacen falta 27 segundos y una distracción para que el agua acabe con una vida.