No se puede esperar más. La implantación de impuestos verdes como el del carbono para acelerar la lucha contra la crisis climática y la contaminación es cada vez más urgente. No hay organismo internacional, desde la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) hasta el Fondo Monetario Internacional (FMI) pasando por laS Naciones Unidas (ONU), que no lo reclame. Varios países están introduciendo impuestos al CO2 pero la revuelta de los chalecos amarillos contra la ecotasa aplicada a las gasolinas en Francia ha asustado a muchos responsables políticos, que temen el rechazo de los sectores sociales.

Para hacer frente a este dilema, especialistas de todo el mundo han puesto sobre la mesa propuestas en las que el impuesto no tiene una finalidad recaudatoria y los colectivos más desfavorecidas no salen perdiendo. Hay un amplio abanico donde escoger, desde la reforma que devuelve a los ciudadanos el importe casi íntegro en el IRPF hasta la que lo invierte en la Seguridad Social.

«DEMASIADO BARATO» / David Lipton, director gerente interino del FMI, volvió a poner la cuestión sobre la mesa en la reciente cumbre del clima celebrada en Nueva York: «El principal problema [en la lucha contra el cambio climático] es, sencillamente, que el carbono es demasiado barato. Al precio actual de dos dólares [1,82 euros] por tonelada de CO2, los hogares y las empresas no tienen suficientes incentivos para usar menos energía y optar por combustibles más limpios. Limitar el calentamiento mundial a un nivel seguro requiere que el precio del carbono sea considerablemente superior: hasta 75 dólares [68 euros] por tonelada».

También señaló que la clave del éxito del impuesto radica en que sea «justo» y «favorezca el crecimiento». Él mismo trajo a colación el caso de Suecia, un ejemplo a seguir para muchos otros países. Cuando introdujo un impuesto al carbono en los 90, aplicó reducciones fiscales más elevadas a los hogares de ingresos bajos y medios para ayudarlos.

La revista Economics of Energy & Environmental Policy acaba de publicar un estudio sobre las consecuencias que tendría aplicar el dividendo del carbono en España. Dirigido por un investigador español asociado del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Xaquín García-Muros, el informe concluye que con la medida se conseguiría una rebaja anual del CO2 del 10%; del NOX, del 12%, y del SO2, del 20%. La recaudación podría alcanzar los 7.300 millones de euros y, lo más importante, «las capas más pobres recibirían un beneficio neto anual promedio de 203 euros y los más ricos pagarían un costo neto de 599».

Otros especialistas consideran que la devolución pura y simple puede ser buena en países con alergia a los impuestos o donde la presión fiscal es alta, pero no para España, donde esta está muy por debajo de la media europea. Prefieren destinar lo recaudado a fines sociales o ecológicos.

Madrid q Los activistas que desde el lunes mantenían en Madrid la ‘acampada por el clima’ frente al Ministerio para la Transición Ecológica desmontaron ayer sus tiendas después de que la ministra en funciones, Teresa Ribera, recibiera a representantes de los colectivos 2020 Rebelión por el Clima y Extinction Rebellion Spain. AGENCIAS