Sales de fiesta y, a la hora de volver a casa, explicas a tus amigos que no estás para coger el coche. Propones volver andando o llamar a un taxi. Pero tu amigo más avispado, aquel que tiene una solución para todo -aunque un tanto cuestionable- te dice que no hay problema en coger el coche, siempre y cuando bebas una importante cantidad de agua antes de empezar a conducir o des un par de vueltas corriendo a la calle. Lo miras extrañado, pero le haces caso. Y de nada sirve, pues cuando empiezas a conducir notas el efecto del alcohol más latente que nunca en todos tus sentidos.
No eres el único. Aun sabiendo el problema que existe cuando se combina alcohol y conducción, aun conociendo el grave peligro al que te expones a ti mismo, a las personas que te acompañan en el coche y al resto de usuarios de la carretera, este tipo de situaciones siguen ocurriendo y más a menudo de lo que nos pensamos. He aquí un listado de falsos mitos que se creen definitivos para no dar positivo en los controles de alcoholemia:
- Beber agua antes de coger el coche, porque rebaja el alcohol en sangre.
- Correr, saltar, hacer flexiones, entre otros, para sudar y quemar el alcohol.
- Masticar granos de café para evitar el aliento de alcohol.
- Masticar chicle o comer un caramelo por el mismo motivo anterior.
- Esperar un par de horas porque así baja el pico del alcohol.
- Tomar un antiácido porque absorbe el alcohol en el estómago.
- Tomar un vaso de leche porque hace una película en el estómago.
- Tomar aceite por el mismo motivo.
- Soplar con la lengua hacia atrás para que el alcoholímetro no detecte tanto el olor de alcohol.
- Y, por si fuera poco, masticar césped y lamer la batería de un móvil o una moneda de cobre.