A mediados de los 80, la generación cómica catapultada por el programa ‘Saturday night live’ ya había hecho mella en taquilla con un puñado de películas dirigidas a universitarios fiesteros: clásicos como ‘Desmadre a la americana’ -esa en la que John Belushi se bebe una botella de Jack Daniels en menos de diez segundos-, ‘El club de los chalados’ y ‘Granujas a todo ritmo’, salto al cine de los Blues Brothers, el dúo cómico-musical formado por Belushi con Dan Aykroyd.

A pesar del caótico comportamiento de Belushi en ese rodaje, que se encareció y alargó por sus excesos, Aykroyd nunca se alejó de su amigo. En 1981 se reunió con él en ‘Mis locos vecinos’. Y había escrito el tratamiento de algo llamado ‘Cazafantasmas’ para ellos dos. Tras la muerte de Belushi por sobredosis, el guion quedó dormido un par de años, hasta que Aykroyd pensó en Bill Murray como sustituto de John y propuso a Ivan Reitman ser el director.

Tras sugerir algunos cambios prácticos en la trama, Reitman se plantó en Columbia con la idea y en media hora tenía el “sí”. La apuesta no era pequeña: había que poner en manos de Reitman el triple de dinero que había usado en su anterior película, ‘El pelotón chiflado’, protagonizada por Murray, y las comedias de gran presupuesto no solían funcionar.

Columbia tampoco puso las cosas tan fáciles al cineasta: cuando dio el inesperado “sí” en mayo de 1983, pidió que la película estuviera lista en junio del año siguiente. Eso dejaba en solo 13 meses el tiempo para escribir guion, rodar, crear los efectos, etcétera. En conjunto, todo aquello olía a batacazo.

UN VERANO ESPECTRAL

Según cuenta el productor Joe Medjuck, todo cambió cuando Dan Aykroyd, Bill Murray y Harold Ramis -el dúo de héroes planteado en principio pasó a cuarteto, sumando también a Ernie Hudson- aparecieron juntos en el rodaje con ese uniforme icónico a más no poder. Ivan Reitman se giró hacia Medjuck y le dijo: “Esto va a ser increíble”.

Pese a la confianza del director, Columbia no apostó del todo por ella; ni siquiera había 'merchandising'. Se daba por hecho que la triunfadora de taquilla de aquel segundo fin de semana de junio de 1984 iba a ser ‘Gremlins’. Pero ‘Cazafantasmas’ subió al número uno y ahí se quedó otras seis semanas seguidas. El verano (aquí la Navidad) de 1984 fue el reinado de Venkman, Stantz, Spengler y Zeddemore, y Moquete, y el Ecto-1, y aquel gemelo gigante marinero del muñeco de Michelín. Por no hablar de la magistral canción de Ray Parker Jr.

ALARGAR EL MITO

Todo el equipo parecía preparado para una segunda parte excepto Bill Murray, quien veía (y todavía ve) las secuelas como un vicio a extirpar de la industria. Finalmente fue contra sus principios con ‘Cazafantasmas II’, que resultó tan poco estimulante como Murray podía temer. Si querían que apareciera en una tercera, avisó, iban a tener que matar a su personaje en la primera bobina.

La muerte de Harold Ramis en el 2014 a causa de una vasculitis dio al traste con esa planeada secuela, pero el universo ‘Cazafantasmas’ iba a renacer de forma inesperada gracias al interés del director Paul Feig en rodar una versión femenina. Aunque el ‘reboot’ no ha arrasado en la taquilla en EEUU, Sony todavía piensa en ‘Cazafantasmas’ como una marca y franquicia a explotar; según el presidente de distribución mundial Rory Bruer, “aunque [la secuela] todavía no se ha anunciado oficialmente, no tengo duda de que sucederá”. Y por su parte, Dan Aykroyd todavía sueña con otra entrega masculina e incluso un universo al estilo Marvel/DC.

RELIGIÓN ALTERNATIVA

Para algunos, ‘Cazafantasmas’ no es tanto una película de culto como una verdadera religión, como demuestra el documental de recomendado visionado ‘Ghostheads’, disponible en Netflix como ‘El fenómeno Cazafantasmas’. Se trata de gente que ha enderezado su vida o encontrado un sentido para ella en la saga ectoplásmica; la joven Abigail dejó de ser alcohólica gracias a estas películas, a las que considera “mejores que los familiares”. Diversión salvavidas.