La más global de las epidemias víricas se ha convertido paradójicamente en uno de los grandes desafíos para el tambaleante modelo de globalización ensayado desde el final de la segunda guerra mundial. El shock provocado por la rápida expansión del SARS-CoV-2 se ha traducido en cierres de fronteras, perturbaciones de la cadena global de suministros y una despiadada competencia entre naciones en el mercado persa del material médico. La insolidaridad en la Unión Europea ha vuelto a cuestionar el proyecto comunitario y desde los Estados Unidos continúan los ataques a instituciones multilaterales como la OMS. Una dinámica de resurgente nacionalismo que ha puesto en peligro la respuesta a la múltiple crisis.

«La acción multilateral es clave para restaurar el crecimiento global», escribió la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, en la Agenda de Politica Global del organismo presentada ayer en Washington. «Estamos en esto juntos. No podemos ganarle a la pandemia hasta que acabemos con ella en todos lados», añadió. Georgieva subrayó que esta es «una crisis como ninguna otra», una crisis tanto sanitaria como económica, que está siendo propulsada al unísono por la debacle de la oferta y la demanda.

La institución calcula que el crecimiento global se contraerá este año más del 6% La situación es tan extraordinaria que por primera vez en su historia el FMI ha tenido que consultar a los epidemiólogos para formular sus proyecciones económicas, rodeadas aun así de gran incertidumbre.

La presidenta de la entidad insistió en que la recuperación dependerá en gran medida de las iniciativas que se tomen ahora. Por un lado, instó a los gobiernos a invertir más en Sanidad y levantar las restricciones impuestas a la exportación de material médico. Pidió también que continúen las ayudas directas para proteger a trabajadores y empresas y que se vayan preparando estímulos fiscales para cuando se reabra la economía. De acuerdo con el FMI, será entonces cuando más efectivos sean. «Gasten tanto cuanto puedan, pero guárdense los recibos», dijo, exigiendo así transparencia.