Más de 100 años de investigación sobre el universo culminaron ayer con la publicación de las primeras imágenes de un agujero negro. En 1921, el físico alemán Albert Einstein predijo, en su teoría de la relatividad general, la existencia de lugares en los que el tejido del espacio-tiempo se distorsiona de tal manera que nada, ni siquiera la luz, puede escapar de ellos. Sobre el papel, el concepto de agujeros negros encajaba con todo lo que sabíamos del universo. En la práctica, sin embargo, demostrar de manera directa su existencia resultaba más complicado. De hecho, todas las imágenes que habíamos visto hasta ahora eran recreaciones artísticas (basadas en datos) de este fenómeno.

La primera instantánea de un agujero negro surge del consorcio internacional del Telescopio Horizonte de Sucesos (Event Horizon Telescope o EHT). Este proyecto ha logrado coordinar los esfuerzos de ocho potentes radiotelescopios (y unos 200 investigadores) repartidos por todo el mundo para que funcionaran con la potencia de un telescopio del tamaño de la Tierra. En abril del 2017, durante una semana entera, los observatorios ALMA (Chile), APEX (Chile), IRAM (Madrid), LMT (Gran Telescopio Milimétrico, México), SMT (Arizona, EEUU), JCMT (Hawai, EEUU), SMA (Hawai, EEUU), SPT (Polo Sur) se coordinaron para apuntar sus antenas hacia dos agujeros negros. Uno de ellos, el que se encuentra en el centro de nuestra galaxia. El otro, el que se halla en la galaxia elíptica M87. Los datos recopilados por estas ocho instituciones han sido cuidadosamente procesados y, dos años más tarde, ya podemos vislumbrar cómo es realmente un agujero negro.

EL PROTAGONISTA // El ambicioso objetivo se ha logrado empleando un esfuerzo titánico. De ahí que días antes de la publicación de estas imágenes ya se creara una gran expectación en toda la comunidad científica. Conseguir las primeras fotografías de un agujero negro ha sido como intentar fotografiar desde la Tierra una naranja que esté situada en la superficie de la Luna.

Todas las miradas se dirigen ahora al objeto celeste que, gracias al Event Horizon Telescope, hemos podido vislumbrar por primera vez en la historia. Se trata del agujero negro que se encuentra en la región M87, situado a unos 50 millones de años luz de la Tierra y con seis mil millones más de masa que nuestro Sol, y es uno de los más fascinantes jamás descubiertos. Este agujero negro supermasivo sorprendió a la comunidad científica al desvelarse que emitía un potente rayo que se extendía durante unos 5.000 años luz hacia ambos lados. En este caso, sabemos que este chorro de materia (o jet) podrían ser partículas cargadas (protones y electrones) que provienen de regiones magnéticas cercanas al centro. Así que no sería correcto decir que el agujero negro en sí esté emitiendo luz, sino que lo más probable es que esta surja de su halo. Este dato queda ahora confirmado por la primera foto jamás obtenida.