Hace unos días el director general de Save the Children en España, Andrés Conde, nos hablaba en un artículo en El Periódico del aniversario de la muerte del Aylan y los 423 niños que han perdido la vida en el Mediterráneo en un año, y de la importancia vital de asegurar la travesía a quien huye del horror de la guerra lanzándose desesperadamente al mar en embarcaciones extremadamente precarias.

Seguramente las cifras nos aturden a todos: 11 muertos diarios en el Mediterráneo, miles en un año, 1 de cada 3 refugiados de esta crisis es un niño... Y las cifras siempre son frías, tan frías como lo es el agua que salpica el cuerpo y el rostro de quien huye del horror navegando en nuestro Mediterráneo durante horas o días. Es la frialdad de la travesía pese al calor del verano, frialdad de un agua que puede ser camino a una nueva vida o pozo a una muerte terrible. Es responsabilidad de nuestros gobiernos evitar más muertes en el mar, pero no están asumiendo correctamente sus funciones; desde su frialdad, la de sus despachos, muy distinta a la del mar, se asignan cuotas que no se cumplen y se obvia la inherente solidaridad de la condición humana.

SU FRÍO ES EL NUESTRO

Somos dependientes los unos de los otros, la especie humana basa su capacidad de supervivencia en un ejercicio de interdependencia permanente, donde reconocernos vulnerables solamente debería poder hacernos más fuertes. El frío que pasan ellos, quienes luchan por un futuro para sus familias, para ellos mismos, es el nuestro.Así lo entendemos las organizaciones humanitarias que trabajamos proveyéndoles asistencia y apoyo, seamos grandes o pequeñas y nos une la convicción de que sin ellos nosotros no podemos ser nosotros.

Save the Children trabaja desde hace más de 8 años en los puertos de Italia donde llegan los refugiados y migrantes rescatados, ayudando y protegiendo a los niños cuando llegan a tierra, trabajo fundamental para su recuperación emocional, para ayudarles a rebajar los niveles de estrés, de ansiedad, de miedo; a ellos y a sus familias. Pero ante la gravedad y lo intolerable de la situación actual,la organización ha decidido poner en marcha una operación de salvamento marítimo en el Mediterráneo con un barco y equipo de rescate propios. Nuestro objetivo es ayudar a la infancia, el colectivo más vulnerable en esta tragedia. Somos varias las organizaciones que hemos decidido salir a la mar a rescatarles, a ellos y a sus familias, porque no queremos ni una sola muerte más.

En nuestro caso, desde el pasado 10 de septiembre el barco de Save the Children, el Vos Hestia, se encuentra a pleno rendimiento llevando a cabo tareas de búsqueda y rescate en aguas del Mediterráneo entre Italia y Libia, donde trabajamos en estrecha colaboración con todas las demás organizaciones de salvamento que operan en la zona, bajo coordinación de la guardia Costera Italiana. El Vos Hestia cuenta con personal especializado formado por un jefe de equipo, mediadores culturales, personal sanitario, personal logístico y profesionales dedicados a la protección de la infancia.

ESCAPAN DE LOS CONFLICTOS Y LA EXTREMA POBREZA

El fin de semana pasado llegó el primer rescate, Save the Children salvó a 375 personas y de ellas cincuenta eran menores de edad que viajaban solos. Entre los adultos a bordo había una mujer embarazada en avanzado estado de gestación, que fue atendida por el médico del equipo y trasladada al hospital tras el desembarco en Sicilia. Muchos de los niños rescatados, en su mayoría provenientes del África occidental, nos explicaron que han sido enviados a este viaje por sus familias, en un intento desesperado de posibilitarles escapar de una realidad de conflictos, persecuciones y extrema pobreza. Identificar a los menores que viajan solos lo antes posible es fundamental para su seguridad e integridad, es imprescindible que se sientan acogidos por un entorno amable, lejos de posibles situaciones de peligro, acoso y abusos, y que reciban la atención médica y psicológica adecuada. Siempre con el objetivo de que puedan retomar su infancia y adolescencia en las mejores condiciones, con las mejores perspectivas, y que lo hagan lo antes posible.

En un solo fin de semana, gracias al esfuerzo de diferentes organizaciones, más de 2.000 refugiados y migrantes fueron rescatados en aguas del Mediterráneo. 2.000 personas para las que el camino continúa, como el bebé de la foto, el pasajero más joven del Vos Hestia hasta la fecha. De momento el frío del agua del Mediterráneo se atenúa para ellos, esperemos que el de los despachos no les impida seguir su camino.