Cinco años después de que dejase de operar, el Gobierno ha decidido contra su voluntad cerrar definitivamente la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos). Así lo anunció ayer el ministro de Energía, Álvaro Nadal, que responsabilizó de la decisión a los partidos de la oposición y a las empresas que gestionaban la planta (Iberdrola y Endesa). «Esto no es lo que va a ocurrir con el resto del parque nuclear. El ejecutivo se posiciona a favor de mantenerlo», advirtió.

Nadal lamentó la ausencia del «debate sosegado» que pidió antes sobre el futuro de la infraestructura. También criticó que los grupos parlamentarios hubieran presentado una batería de propuestas para cerrarla y que la hayan utilizado como un «símbolo político» con «posicionamientos de antemano» que no buscaban el «interés general» en política energética. «Cualquier nuclear necesita certidumbre a largo plazo para amortizar las inversiones. Certidumbre económica, pero también social y política», argumentó.

Las firmas gestoras también se llevaron un rapapolvo: «Las empresas han querido usar la central como elemento de presión de la política energética». Nadal recordó que las dos compañías pararon la planta unilateralmente en el 2012 (fueron multadas con 18 millones) y pidieron su clausura; en el 2014 cambiaron de opinión y solicitaron su reapertura hasta el 2031 (hasta los 60 años de actividad); y en marzo del 2017, Iberdrola volvió a pedir su cierre mientras que Endesa se posicionó a favor de mantenerla. Todo ello, según apuntó Nadal, con el objetivo de que el Ejecutivo rebajase o eliminase el impuesto nuclear, o les diera una compensación, algo que finalmente no han logrado.

CASO SINGULAR // Nadal, en cualquier caso, quiso rebajar la relevancia del anuncio sobre Garoña, y argumentó que la central burgalesa es un «caso muy singular» porque es «relativamente pequeña» (460 megavatios de potencia instalada, frente a los 1.200 de Almaraz; la próxima sobre la que habrá que decidir, en el 2020).

Pese a que indicó que el adiós de la térmica no implicará un aumento del precio de la luz, Nadal sí advirtió que eliminar el resto de nucleares elevaría el precio mayorista de la luz en más de un 25%, por lo que el gobierno va a luchar para mantenerlas abiertas.

PSOE, Podemos, Ciudadanos, Gobierno vasco y los ecologistas acogieron ayer la decisión como una victoria, mientras que Castilla y León y los municipios con nucleares la lamentaron.

TRAS FUKUSHIMA // Garoña es la nuclear más antigua del parque atómico español (comenzó a operar en 1971). En el 2009 se acabó su ciclo de actividad y, «en una decisión relativamente sorprendente» para Nadal, Rodríguez Zapatero decidió primero cerrar la central y luego alargar su vida hasta el 2013, con el compromiso de que no se prorrogaría más.

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) avaló en febrero de este año su reapertura, condicionada a una importante inversión en seguridad (entre 150 y 200 millones de euros) para solucionar puntos débiles revelados tras la catástrofe de Fukushima. Tras ese informe, Nadal anunció que el Ejecutivo se tomaba seis meses para escuchar a las partes, aunque ayer anunció el cese de actividad antes de agotar ese plazo.