La Virgen de los Desamparados, conocida cariñosamente como la Geperudeta, comienza a desvelar el diseño de su manto con los miles de claveles que le ofrecieron ayer las falleras en el primer día de la Ofrenda de las Fallas 2019, que este año coincidió con un domingo y bajo un clima veraniego.

Con una máxima histórica (30 grados, el segundo día fallero más caluroso desde 1940), la agenda festiva continuó impasible con la entrega de premios y la decimoséptima mascletà, un disparo rítmico y potente que la pirotecnia Vulcano convirtió en un elegante espectáculo que combinó sonoridad y vistosidad.

A partir de las 15.30 horas, empezaron a desfilar las cientos de comisiones que ayer rindieron homenaje a la patrona de València en una jornada que culminó pasada la medianoche con la ofrenda de la fallera mayor infantil, Sara Larrazábal, y su corte.

Casi una hora después, sobre las 16.20 horas, se cortó el viento de poniente y entró con fuerza viento fresco del mar, que enfrió el ambiente hasta los 19,9 grados en apenas 90 minutos.

Miles de falleras y falleros desfilaron ante la imagen de la Virgen situada frente a su Basílica sobre una estructura de madera en la que los vestidors siguen con gran precisión el mismo ritual.

Unos cogen los ramos, los separan por colores --este año la mayoría son blancos, pero también hay rosas--, otros los limpian y lanzan a sus compañeros en el catafalco, que los colocan siguiendo el diseño, cambiante cada año. En este epicentro fallero, los sentimientos se revelaban a flor de piel ante la mirada de la patrona.