"¿Hay cambio climático? Sí, siempre ha habido. ¿Se debe a la acción humana? No está claro. ¿Es catastrófico? No lo parece". Un mes y un día después de que las llamas comenzaran a devastar los bosques de Brasil su ministro de Exteriores, Ernesto Araújo condenó desde Washington "la dictadura del cambio climático" que responsabilizó al Gobierno de ultraderecha de los incendios en la Amazonia. Araujo aseguró a su vez que tanto Jair Bolsonaro como Donald Trump en los EEUU han sido formas de "insurgencia" contra "tonterías" como el globalismo y los discursos ambientalistas.

El ministro forma parte del ala ideológica más dura del bolsonarismo y fue invitado por la conservadora Heritage Foundation para explicar lo que sucede en su país en la primera desde la llegada al poder el el capitán retirado a principios de año. Araujo afiirmó que el nivel de incendios en la Amazonia se mantiene dentro "la media histórica" y lamentó que "el cambio climático haya sido capturado por intereses políticos" para atacar al presidente.

El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) cree lo contrario. A pesar de los azotes gubernamentales sigue poniendo en entredicho su mirada sobre los acontecimientos que han estremecido al mundo. La deforestación de la Amazonia brasileña casi se duplicó entre enero y agosto, con un total de 6404,4 km2 frente a 3336,7 km2 en el mismo período de 2018. Solamente en agosto fueron desmontados 1700,8 km2, tres veces más que durante el mismo mes del pasado año. La tala ilegal para ampliar el agronegocio fue la causante de la mayoría de los incendios.

A contramano de Araujo, el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, formuló desde Brasil la primera autocrítica con respecto a la crisis ambiental que afectó la imagen del país en el exterior. En declaraciones al diario paulista Folha reconoció que la lucha contra la deforestación debería mejorar. "Hemos fallado la comunicación. Este es el punto más importante", dijo.

Salles viajará a Europa la semana venidera a buscar apoyo financiero para la preservación de la selva amazónica.Tiene previsto visitar Francia y Alemania, los países con los cuales Bolsonaro y su equipo polemizaron en duros términos. "En los objetivos del Acuerdo de París, a Brasil le está yendo realmente bien, mejor que muchos países que nos critican. Critican y finalmente estamos cumpliendo los objetivos. Tenemos un porcentaje de conservación de bosques nativos de más del 60% que otros no tienen. Necesitamos mostrarlo y mostrar lo que hacemos bien", dijo no obstante en tono desafiante.

DAÑO DE LARGO ALCANCE

El diplomático y exministro de Hacienda, Rubens Ricupero, estimó que las posiciones del Gobierno en cuestiones ambientales generarán más embargos sobre los productos brasileños, especialmente los agropecuarios, y pospondrán la ratificación de los acuerdos comerciales negociados con Europa. Ricupero es una figura de peso en su país, es considerado el padre de la estabilidad económica alcanzada en los años noventa."El daño irreparable ya se ha hecho. La primera víctima es el llamado acuerdo de libre comercio que costó 20 años de negociaciones entre el Mercosur y la UE. Nadie asumirá la carga de anunciar la muerte oficial de ese acuerdo. Lo más plausible es que permanecerá en un estado de hibernación profunda, congelado por un período indefinido".

Para Ricupero los problemas internacionales de Brasil no terminan ahí. "Además de la indignación colectiva causada por la destrucción de la Amazonía, debemos tener en cuenta el efecto duradero del estúpido conflicto creado con Francia. Los ataques ignorables contra el presidente francés y su esposa continuaron hasta la semana pasada en actos de funcionarios del Gobierno". A su criterio, la cuestión de la Amazonía y los roces con Francia también retrasarán el proyecto de membresía brasileña de la OCDE, el foro que reúne a los países más desarrollados.