«No podemos acudir a las herramientas habituales en unos tiempos tan inusuales». Como ya advirtió António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), frenar la curva de propagación del coronavirus requiere la utilización de nuevos métodos como el big data. Ante un escenario de crisis mundial, en España ya se han empezado a desarrollar proyectos de rastreo de datos móviles para tratar de detener la pandemia.

El ejercicio de contención plantea varios interrogantes. ¿Está funcionando el confinamiento? ¿Hacen falta mayores restricciones de movimiento? ¿Sería más eficiente controlar focos específicos del covid-19? Conocer esos datos puede ayudar a mejorar las predicciones y dibujar nuevos panoramas de reducción del virus, pero para conocerlos hace falta seguir la huella digital de los ciudadanos a través de la telefonía.

El martes pasado, el Gobierno puso en marcha dos respuestas tecnológicas a la crisis: la app AsistenciaCovid19, para quienes presenten síntomas, y el estudio de movilidad anónimo DataCOVID, que rastreará más de 40 millones de móviles. «Vamos a tratar de desarrollar elementos de inteligencia artificial para entender los desplazamientos de las personas y anticipar cuellos de botella, aglomeraciones o situaciones de tensión», explicó la ministra de Economía, Nadia Calviño. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha subrayado que para frenar la pandemia se necesita limitar el 75% de la movilidad ciudadana, pues el contacto la propaga.

Las respuestas digitales del Ejecutivo siguen iniciativas de las autonomías. Por un lado, el proyecto pionero impulsado por la Comunidad Valenciana, que se sirve de los datos anónimos y agregados -que permiten saber la posición del móvil pero no identificar al usuario- para conocer la movilidad de la población, si se cumple con el confinamiento y en qué zonas el virus tiene mayor impacto. Nunca antes se había utilizado una herramienta de rastreo para intentar frenar una pandemia.

GEOLOCALIZACIÓN / La app impulsada por el Gobierno bebe de proyectos como el de la Comunidad de Madrid. El 20 de marzo, lanzó Covidapp, una herramienta de autodiagnóstico con el objetivo de evitar el colapso de las líneas telefónicas. La aplicación solicita a los usuarios nombre y apellidos, teléfono, DNI, dirección e información de salud, datos a los que dichas empresas tienen acceso limitado «conforme a las instrucciones» de la Administración pública, según la Agencia Española de Protección de Datos.

Este modelo sí despierta recelos. «Es algo trágico», explica Simona Levi, cofundadora del proyecto activista XNET. «El autodiagnóstico está bien, pero no tiene ningún sentido que lo gestionen empresas privadas, se podría hacer de forma anónima». Google lleva años haciendo negocio con la compra de datos personales a apps de salud y seguros sanitarios.

Para la app nacional, desplegada ya en seis CCAA, el Ejecutivo ha firmado un convenio con Telefónica y defiende la geolocalización «para saber en qué comunidad está el usuario». El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, reiteró que la app es «respetuosa con el Estado de Derecho». Por su parte, la Fundación Ciudadana Civio lamenta la falta de transparencia.