Goiat, el oso pardo de origen esloveno que fue liberado en junio del año pasado para frenar el acuciante problema de consanguinidad de la especie en el Pirineo se ha adaptado sin problemas a su nuevo ambiente y ahora su actividad ya es el propio de un macho fuerte y territorial. Sin embargo, aún no se sabe si ha logrado tener descendencia, el gran objetivo para el que fue fichado, asumen los responsables de PirosLife, el programa europeo dedicado a la consolidación de los plantígrados en la cordillera.

Este año han nacido al menos siete oseznos en los Pirineos centrales, lo que apuntala el aumento demográfico de los últimos años, pero aún se desconoce si alguna de las cuatro hembras que dieron a luz se había apareado con Goiat. "Aunque ha estado en zonas con presencia de hembras, todavía no podemos determinar si ha tenido descendencia", explica el biólogo Santiago Palazón, técnico del Departament de Territori de la Generalitat y director científico del programa PirosLife. Eso no será posible, añade, hasta que se logren muestras de pelos y se cotejen en el laboratorio.

Goiat fue liberado para aportar sangre nueva a la población de osos del Pirineo y contrarrestar el peso genético del viejo Pyros, puesto que todos los machos del Pirineo central son hijos, nietos o incluso bisnietos suyos. Y esta consanguinidad, lógicamente, supone un riesgo para la especie.

Sin noticias del patriarca

Pyros, no obstante, difícilmente puede ser el progenitor de las nuevas camadas. El patriarca de los plantígrados pirenaicos, de 28 años, también nacido en Eslovenia aunque en una región diferente de Goiat, no da señales desde principios de la primavera y los equipos de seguimiento creen que puede haber fallecido. "Para que lo demos por muerto deberían pasar al menos dos años, pero es muy extraño que no lo detectemos tratándose de Pyros, un oso que durante toda su trayectoria ha sido muy fotografiado y observado", asume Palazón. Si el viejo animal ha muerto por causas naturales en un paraje bastante inaccesible es muy probable que su cadáver nunca sea localizado.

Goiat y Pyros no son, sin embargo, los únicos candidatos a las nuevas paternidades. El especialista de la Generalitat recuerda que, entre otros, también los machos adultos Moonboots y Pepito, ambos hijos de Pyros, también han frecuentado la zona donde se observó a las hembras con crías. El primero de ellos ya tuvo descendencia en pasados años.

Largos recorridos

En busca de alimento y hembras, Goiat ha transitado por ambos lados de la frontera franco-española, incluso en zonas a las que no habían accedido otros ejemplares. "Fue liberado en el Pallars Sobirá, pero ya muy pronto pasó al Vall d'Aran y luego a diversos territorios de Francia", explica Palazón. "Al igual que Pyros, se mueve mucho y ocupa un gran territorio de hasta 100 kilómetros de punta a punta", añade. Ahora, con la llegada del frío y la nieve, está buscando una buena cueva para iniciar la hibernación".

Goiat lleva un collar equipado con GPS que permite seguir sus movimientos. En cualquier caso, como explica el biólogo Marc Alonso, guía de naturaleza y especialista en osos de la asociación Depana, se trata de un ejemplar bastante nocturno, esquivo y muy cauteloso". "Yo lo he llegado a tener prácticamente al lado y no lo he visto", añade.

Los ataques

Según Alonso, es cierto que Goiat "ha dado más problemas que otros osos, pero eso no significa que tenga un comportamiento anómalo". Además, insiste, no todos los daños atribuidos a los plantígrados acaban siendo reales.

Lo mismo opina Palazón: "Goiat no ha tenido un comportamiento especial, diferente de otros osos adultos". Según la Generalitat, el macho esloveno ha depredado una yegua, un potro y algunas ovejas (varias de ellas protegidas en un cercado con pastor eléctrico), así como algunas colmenas, especialmente en Francia, "pero nada extraordinario", añade el coordinador del programa PirosLife, quien recuerda el éxito de las iniciativas para mitigar los ataques, como el sistema de reagrupamiento de rebaños y el adiestramiento de perros de montaña.

Los daños ocasionados por los osos en el Pirineo catalán han aumentado ligeramente en los dos últimos años, pero teniendo en cuenta el crecimiento de la población, ahora estimada en más de 40 ejemplares, "la ratio por animal se ha reducido de forma considerable", concluye Alonso.