Grabar una película porno en una iglesia puede que sea pecado a ojos de Dios, pero no delito a los de la fiscalía holandesa. Así se pronunció en el caso de dos actores que grabaron un filme pornográfico en el confesionario de la iglesia de Saint Jozef, en Tilbrug (al sur de Holanda). Ante las denuncias formales de la comunidad religiosa local, la sentencia considera que «es dañino e irrespetuoso, pero hemos revisado el libro de leyes y, realmente, no vemos un delito. La blasfemia no es punible», dicta.

Primero, el callejón de atrás del templo y, luego, una silla del confesionario: estos son solo dos de los escenarios en los que un actor y una actriz protagonizan su película porno. La acción transcurre también en el ascensor de un centro comercial o un párking, aunque dichas localizaciones no despertaron tanta irritación como las de suelo sacro.