Las ciudades apenas ocupan un 2% del territorio de la Tierra, pero generan el 85% del PIB, consumen el 75% de la energía y producen tal cantidad de emisiones y desechos que «si no las convertimos en sostenibles, el planeta no lo será».

Así lo aseguró el exdirector del desaparecido Observatorio de la Sostenibilidad de España (OSE) Luis Jiménez Herrero, para quien la tendencia «urbanita» es imparable, ya que se trata de una transición que viene ligada a la económica y la ecológica.

Herrero acaba de publicar del libro Desarrollo sostenible: Transición hacia la coevolución global, en el que explica que «el 55% de la humanidad se concentra en entornos urbanos en la actualidad, mientras que para el año 2050 se espera que prácticamente un 70% del total esté concentrado en las ciudades», y en el caso de Europa «cerca del 80%».

Y es que «la urbanita es una de las grandes transiciones que se suma a la transición global hacia el desarrollo coevolutivo», indicó Jiménez, quien señaló que la denominación de «desarrollo sostenible se ha agotado».

«Estamos consumiendo recursos en exceso y contaminando demasiado», por lo que, según explicó quien actualmente es presidente de la Asociación para la Sostenibilidad y el Progreso de las Sociedades (ASYPS), «debemos transformar el sistema actual».

ECONOMÍA EFICIENTE // De hecho, según Jiménez, necesitamos sistemas más eficientes, con menos consumo y con menos impacto ambiental, lo que «debe ser la clave de una economía eficiente, competitiva en consonancia y equilibrio con la ecología».

En el caso de España, «se está produciendo un cambio de modelo respecto al que existía antes de la crisis económica» que, según este investigador, era «opulento, despilfarrador y con un alto impacto ambiental».

«Fue entonces cuando se hizo patente la fragilidad de nuestro modelo de desarrollo», reconoció Jiménez, quien valoró el sistema actual como uno «impuesto más por las circunstancias que por la voluntad política», pero en el que hay mayor conciencia en los procesos de producción y consumo para que sea «más eficiente, solidario y sostenible a largo plazo».

NORMATIVA INTERNACIONAL // Por ello el presidente de ASYPS aseguró que «debemos reformular la economía en clave de ecología», creando productos y servicios que consuman menos recursos y de forma sostenible.

En este sentido, Jiménez hizo hincapié en la normativa internacional, en el acuerdo sellado con la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, aprobada en el 2015 y que incluye 17 objetivos con 169 metas «para un cambio de modelo definitivo».

Conseguir este acuerdo fue «un gran paso», explicó este especialista, quien también recordó el Acuerdo de París, que brindó «cierto consenso» para abordar el reto del cambio climático, «el más importante para la economía y la sociedad actual».