Un grupo de militantes de Greenpeace entró este martes en la central nuclear de Cruas-Meysse, en el sur de Francia, para denunciar la inseguridad en ese tipo de instalaciones y su fácil acceso.

La oenegé indicó que una veintena de activistas se introdujo en la central a las 06.20 hora local (05.20 GMT) para alertar en concreto sobre "la extrema vulnerabilidad" de las piscinas de combustible gastado.

Algunos activistas escalaron una de esas piscinas, mientras que otros dejaron en ella la marca de la huella de su mano "para demostrar su accesibilidad".

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Greenpeace recordó que el pasado 12 de octubre otro grupo de militantes se introdujo en la central de Cattenom, en el noreste del país, para evidenciar también su fragilidad.

"Desde entonces, EDF no ha hecho nada", añadió la oenegé, que precisó que sus activistas pudieron entrar hoy en el lugar "en menos de10 minutos" y alertó de que las piscinas de combustible son las que más radiactividad contienen y no están lo suficientemente protegidas de ataques exteriores.

La energética francesa precisó que la intrusión de hoy "fue inmediatamente detectada por los equipos de seguridad del lugar y el pelotón especializado en protección de la Gendarmería, que interceptó y puso bajo control" a los miembros de la organización ecologista.

Su protesta "no ha tenido ningún impacto sobre la seguridad de las instalaciones. Se trata de una infracción (...) que dará lugar a una denuncia. EDF condena con fuerza las acciones violentas de un movimiento que multiplica las ilegalidades", dijo la compañía, que aseguró que "los intrusos se quedaron fuera de la zona nuclear".