«Manipuladora, egocéntrica y fría». Así describieron ayer los responsables de la Guardia Civil que han resuelto el crimen a Ana Julia Quezada. El juzgado de instrucción 5 de Almería la acusa de asesinato, detención ilegal y un delito contra la integridad moral.

Todo indica que la mujer tenía planes de futuro con Ángel Cruz que el niño entorpecía. «Ángel adoraba a su hijo y lo primero era el niño», aseguró el comandante de la UCO Juan Jesús Reina. El teniente coronel José Hernández explicó que Ana Julia fue sospechosa desde el principio, «dado su pasado en Burgos» y por su «actitud extraña». Esa línea «cogió fuerza» después de que la mujer simulara encontrar la camiseta interior del niño.

La Guardia Civil comprobó entonces que la mujer frecuentaba la finca de Rodalquilar. «Aunque registramos la propiedad donde había ocultado el cadáver, no vimos indicios de que el niño estaba allí porque la búsqueda estaba enfocada a encontrarlo con vida, se actuó de un modo determinado», apuntó el comandante de la UCO.

Los investigadores confirmaron que Ana Julia actuó sola y que el cadáver del niño estuvo en un «agujero» de la finca «tapado por tablones de madera y piedras decorativas». Cuando intentó mover el cuerpo en su coche, la Guardia Civil la detuvo en Vícar. El menor estaba «semidesnudo, vestido con calzoncillos».