Fumar o el sedentarismo son factores de riesgo para la enfermedad cardiaca, pero un 50% de las personas que sufren infarto o ictus cerebral no los tienen, por lo que hay que buscar en la genética. Ahora, un estudio prueba el vínculo entre mutaciones no heredadas en células sanguíneas y la aterosclerosis. Los resultados se publican en la revista Science, en un artículo liderado por el español José Javier Fuster y Kenneth Walsh, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston (EEUU). El estudio abre la vía a futuros tratamientos preventivos para la aterosclerosis. EFE