El cuerpo sin vida de Karoline, de 14 años, fue encontrado por unos vecinos el pasado mes de junio, tumbado en el suelo de su habitación. Llevaba varias horas muerta en un piso vacío. Era hija de una madre soltera de origen ruso, Olga. A menudo, ella y su hermano, de 17 años, se quedaban solos durante varios días en su domicilio de la calle de Burriac, en el barrio de Cerdanyola de Mataró, donde se instalaron hace poco más de un año. Ahora, según ha avanzado La Sexta, el hermano ha sido extraditado a España tras haber sido detenido en Alemania para declarar ante los Mossos d'Esquadra.

El fin de semana en que la chica fue degollada, la madre de ambos había tenido que ausentarse y, tras no tener noticias de sus hijos, alertó a los vecinos de que algo podía haber ocurrido. Tras hallar el cuerpo, los Mossos barajaron múltiples hipótesis que iban desde el asesinato por una discusión con la madre al suicidio de la joven. El ahora detenido, desapareció el día que encontraron el cadáver de la menor, y en un primer momento se creyó que quizás estuviera en peligro y que podrían ir a por él porque el asesinato se trataba de un ajuste de cuentas contra la madre.

El viernes previo a la muerte de la joven, según explican los vecinos, madre e hijo se enredaron en una discusión. Después, ella se marchó. El sábado, de madrugada, cuando los dos hermanos ya estaban solos, una vecina escuchó golpes en casa de Olga. El domingo por la noche, la madre envió a dos amigos, residentes en Calella y de origen ruso como ella, para que comprobaran si sus hijos estaban bien: llevaba unas 30 horas sin poder hablar con ellos y estaba preocupada.

PUERTA CERRADA, PISO VACÍO

Los dos hombres tocaron el timbre y golpearon la puerta pero nadie respondió. Inquietos, acabaron por llamar la atención de algunos vecinos, que salieron a la escalera para ver qué sucedía. Los amigos de Olga explicaron en su castellano que tenían que entrar y que iban a llamar a un cerrajero para abrir la puerta. Los vecinos se lo impidieron arguyendo que no podían permitirlo porque no tenían prueba alguna de que eran quienes decían ser. También podían ser ocupas, se justifican ahora. Al final, el inquilino del cuarto primera accedió a abrir su casa para permitir que el más joven de ellos saltara por el balcón a casa de Olga. A los pocos segundos, abrió la puerta principal. "Se le veía conmocionado y avanzó que la niña estaba dentro, en su habitación, y que estaba inconsciente". Los vecinos entraron y lo que vieron fue el cadáver de la chica tumbado junto a la cama de su dormitorio.

El cuerpo de la menor estaba manchado de sangre. Como lo estaban también las paredes y las sábanas de su cama. No era una imagen fácil de digerir. El cuarto, además, estaba desordenado, parecía revuelto. Los vecinos, que ya sabían que Olga se encontraba fuera, se preguntaron dónde estaba el hermano. Llamaron a los Mossos.