Uno de cada cuatro menores se ha visto expuesto a violencia machista contra su madre, (VGM), y tres de cada cuatro han sufrido también maltrato directo por parte del hombre que maltrató a la madre, según el estudio 'Menores y Violencia de Género', realizado por los ministerios de Igualdad y Educación en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid, en el que participan más de 300 centros educativos con encuestas a 10.465 escolares menores, de entre 14 y 18 años, en todo el territorio nacional.

El primer gran estudio sobre este drama apunta que “las hijas de mujeres víctimas de malos tratos tiene más riesgo de sufrir violencia machista,” mientras que en el caso de los hijos “se incrementa el riesgo de que reproduzcan dicho problema como agresores, en sus relaciones con una chica desde la adolescencia”. También aumenta la posibilidad de reproducir la violencia si los menores han sido víctimas directas del hombre que maltrató a su madre. Las conclusiones reflejan la necesidad de interrumpir “lo antes posible” dichas situaciones.

La directora del estudio, María José Díaz Aguado, catedrática de Psicología, advierte de que cuanto mayor sea la exposición de los menores al agresor, más se incrementa el riesgo, pero “en ningún caso lo determina”, ya que según las conclusiones del estudio la gran mayoría de los menores consiguen dejar el bucle de violencia: “No es automática ni inevitable. Así el 67% de las chicas y el 65% de los chicos que han padecido VGM ni son víctimas ni agresores al crecer”.

De ahí, la importancia de no revictimizar a estos menores, ya que el estudio muestra que “una gran mayoría de las chicas que han estado expuestas a VGM, no han sufrido después violencia de género en las relaciones de pareja y la mayoría de chicos no la reproducen”.

La victimización lleva a estos menores a identificarse con valores como “defender la igualdad”, frente a quienes no han vivido la violencia en casa que apuestan por la “simpatía”. Los más expuestos al maltrato fijan como valores de su pareja ideal “ser líder entre los grupos”, “la fuerza física” y “buscar la justicia”, tal vez como forma de resiliencia y asociados ala exposición de la violencia de género contra la madre que es necesario prevenir y curar.

La exposición a la VGM conlleva para los menores el riesgo de sufrir problemas de salud, emocionales, consumir tranquilizantes y antidepresivos, tabaco y otras drogas, así como el uso problemático y riesgo de adicción a Internet y redes sociales. Las chicas muestran también más sensibilidad para reconocer la violencia de género contra la madre, mientras que a los chicos les resulta más difícil. Precisamente hablar con la madre maltratada, figura como una de las principales ayudas destacadas por los menores.

El informe recoge que solo el 10,5% del profesorado reconoce tener formación suficiente en educación afectivo sexual para la igualdad y propone prevenir la violencia y el abuso a través de la alfabetización digital.

Ser testigo de la violencia machista contra su madre multiplica el 2,7% el riesgo de que las chicas sufran abusos sexuales en comparación con quienes no han visto malos tratos en casa, por lo que se considera necesario “prevenirlo desde la infancia”.