Una carretilla, 99 móviles y un rato para pasear bastan para poner en jaque a todo un imperio. Google creó en el 2005 una de sus herramientas más poderosas, Google Maps, que se ha convertido en instrumento imprescindible para muchos otros negocios que se alimentan de nuestra posición en el planeta. O del planeta en sí. Simon Weckert, un artista alemán afincado en Berlín, ha conseguido burlar al gigante de internet creando un falso atasco de tráfico en su ciudad. Peculiar manera de celebrar los 15 años del invento. Y una fina reflexión sobre lo fríos que resultan los datos, sobre lo mucho que confiamos en ellos a pesar de que se les puede engañar con relativa facilidad. Y sobre la necesidad de volver a confiar más en el instinto y en lo que ven nuestros ojos y menos en las pantallas.

El vídeo de la performance, este troleo artístico, puede contemplarse en el canal de YouTube de Weckert. Tiene su aquel, puesto que esta plataforma multimedia también es propiedad de Google. Esos 102 segundos de falsa congestión acumulan cerca de 360.000 visualizaciones, y permiten comprobar, gracias a la pantalla partida, cómo el lento avance del artista consigue que el pacífico color verde de las calles por las que camina vaya transitando primero al naranja y después al rojo. El texto que acompaña las imágenes en la página web del artista hace referencia a todo lo que ha venido después de Google Maps, a aplicaciones como Airbnb o las empresas de 'sharing' que tienen un "impacto inmenso en las ciudades, en su mercado de la vivienda y la cultura de la movilidad, por ejemplo". O sea, contigo empezó todo.

Y así es, porque el visitante inglés no podría geolocalizar el piso turístico de Barcelona sin esta tecnología, porque la posición de la moto de Ecooltra tampoco aparecería en nuestro teléfono. Pero la cosa no queda ahí. También se refiere a las nuevas maneras de ligar por cercanía (Tinder), a la manía de contar kilómetros y calorías cuando salimos a correr y el mapa nos reseña el camino, a la precaria entrega de alimentos (Glovo, Deliveroo...) o a la demanda de coches con chófer incorporado (Uber). Todo ello, se queja el autor, ha creado "nuevas fórmulas de capitalismo digital y mercantilización". "De esta manera -prosigue- Google Maps realiza cambios virtuales en la ciudad real".

1984 ES HOY

Sin citarlo, la tesis de este artista alemán recuerda a George Orwell y su obra 1984, una suerte de manual para tiempos complicados, con ese Gran Hermano que todo lo ve, con ese sistema que todo lo espía. Escribió esa distopía hace más de 70 años, en un contexto en el que el control llevaba uniforme y no camiseta. Pero parece que subyace la misma conclusión: la voluntad de dirigir la vida de las personas. Si en la ficción era con la política del miedo, ahora se disfraza de servicio y necesidad.

No es la primera vez que se crea un falso atasco. En el 2014, un par de estudiantes israelís, Shir Yadid y Meital Ben-Sinai, también engañaron a la aplicación Waze GPS de Google. El suyo fue un trabajo mucho más de teclado y menos artesanal, ya que echaron mano de la tecnología para crear miles de falsos usuarios que dirigieron hacia un mismo punto de Tel Aviv, donde se generó un embotellamiento virtual de aúpa. Lo suyo no escondía un mensaje social, solo dejar en evidencia las lagunas de internet. Orwell lo definió así: "El progreso tecnológico se permite solo cuando sus productos pueden aplicarse de algún modo a disminuir la libertad humana."