Es una marca de apenas 17x7 centímetros, localizada en una duna de Gibraltar y de la que, a causa de las tormentas y los vientos, ya sólo queda la documentación científica que permite apreciar dedo, talón e incluso puente del pie. Pero los investigadores creen que esa pequeña huella replantea lo conocido hasta ahora sobre la presencia del hombre moderno en Europa, dado que han validado que corresponde a un adolescente neandertal que habría paseado por esa duna hace 29.000 años. Mucho después de la fecha comúnmente aceptada para la desaparición de esa especie: hace 40.000 años.

La marca fue localizada hace siete años en los distintos trabajos de arqueología que se llevan a cabo en lo que era una vieja cantera de arena en las inmediaciones de la cueva de Gorham, un espacio en la zona de levante del Peñón declarado Patrimonio de la Humanidad por ser uno de los últimos lugares habitados por los neandertales en el Pleistoceno. Los desplomes de sedimentos sacaron a la luz una sección transversal que había quedado en el molde de la base del esqueleto de la duna, y que fue posible reconstruir con fotogrametría para apreciar incluso la profundidad de la pisada y atribuirla a un adolescente de 1,30 metros de altura.

Tras años de investigación y consultas de científicos de medio mundo involucrados en el proyecto, desde Japón a Chile, y complicadas técnicas de datación como la termoluminiscencia, surgió la sorpresa. La huella se remontaba a hace 29.000 años, pero su morfología, con el dedo pulgar más separado del dedo contiguo, no apuntaba a la especie que en esa época debía pasear por la zona, el homo sapiens, sino a su inmediato antecesor, el homo neanderthalensis. Una auténtica sacudida a los cánones científicos.

"Hasta ahora la idea científica general apuntaba a que el neandertal se extinguió hace 40.000 años, una fecha basada siempre en datos y referencias del norte y centro Europa" e incluso del norte de España, hasta la frontera del Ebro, explican Joaquín Rodríguez Vidal y Fernando Muñiz, autores del descubrimiento publicado en la revista Quaternary Science Reviews. Sin embargo, en los últimos años han surgido evidencias en la franja mediterránea, especialmente en Andalucía y Murcia, que cuestionan esas fechas, ya que no hay ni rastro de los sapiens hasta hace 23.000 años. Es el caso de una herramienta de la industria musteriense (el estilo típico de trabajar la piedra de los neandertales) aparecida en 2006 en la misma cueva de Gorham y que se ha datado hace 24.000 años, mucho más cerca de la actualidad incluso que esta huella, provocando un terremoto científico cuando se publicó en la revista Nature.

LA ÚLTIMA HUELLA NEARDENTAL

"La mitad sur de España fue un refugio en la época de glaciaciones" debido a la bondad de su clima y la abundante vegetación y fauna, "y hay posibilidad de que sobrevivieran", señala Muñiz. Profesor de Cristalografía, Mineralogía y Química Agrícola de la Universidad de Sevilla, subraya que "posiblemente sea la última huella neandertal del mundo", ya que hasta ahora de los neandertales solo se han hallado restos óseos, y sólo se conoce otra marca similar en Rumania.

"Es una huella humana con toda seguridad, y si pertenece a un sapiens, sería de los primeros", reflexiona, consciente del revuelo y el rechazo de parte de la comunidad científica. "Entendemos la convivencia como competición entre especies, pero en el pasado, con una densidad de población mínima, ambas especies pudieron convivir en el tiempo sin siquiera encontrarse", apostilla Rodríguez, catedrático de Geodinámica en la Universidad de Huelva, "no sería extraño que algún grupo subsistiera un poco más". Otros estudios científicos apuntan no sólo que coincidieron, sino que incluso algunos individuos se cruzaron genéticamente.

La cueva distaba hace miles de años unos cinco kilómetros de la costa mediterránea, "un paisaje entonces similar a Doñana", de ahí que Muñiz aventure una excusión en busca de comida del autor de la pisada, ya que en la zona también se han localizado huellas de mamíferos y grandes paquidermos. Eso sí, los hallazgos apuntan a que la cueva no era un "asentamiento regular sino más bien una zona temporal, como de veraneo", desliza Muñiz. En el interior de la cueva se han localizado además primitivas muestras de arte rupestre de hace 39.000 años, lineales y muy sencillas similares al icono de un 'hashtag', "la primera evidencia de que los neandertales tenían también un planteamiento abstracto", subraya Rodríguez.