Los cuatro millones de habitantes de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, están sufriendo una terrible sequía. Los expertos aseguran que podría convertirse en la primera ciudad del planeta sin agua si no llueve lo suficiente en los próximos meses. Y para proporcionar agua dulce a la población se está estudiando la posibilidad de transportar un enorme iceberg de unas 70.000 toneladas de la Antártida. Para ello sería necesario engancharlo a un barco, que lo arrastraría más de 1.000 millas náuticas.

Detrás de esta idea está Nick Sloane, un sudafricano-zambiano de 56 años, conocido por sacar a flote el buque Concordia tras su catastrófico naufragio -murieron 32 personas y desaparecieron otras dos- frente al litoral italiano en el 2012. "La idea parece delirante, pero si lo miramos de cerca, no es algo tan loco", asegura Sloane, fundador de la empresa Sloane Mearine Ltd.

"Cada año, miles de icebergs se desenganchan y van a la deriva hacia Ciudad del Cabo", ha explicado el empresario, quien considera fundamental la elección del iceberg -con la ayuda de drones e imágenes por satélite- y el transporte -se deberá aislar con un tejido especial- para que la misión sea un éxito.

La idea es hacer un agujero en la parte superior del iceberg y extraer al agua del interior como si fuese una mina. "No vamos a resolver la crisis del agua en Ciudad del Cabo, pero aportaremos entre el 20 y el 30% de las necesidades anuales de agua de la ciudad", ha asegurado a la agencia de noticias 'AFP'.

La respuesta de los ecologistas a la excéntrica idea de Sloane -que costaría unos 140 millones de euros- no se hará esperar pues las consecuencias medioambientales del 'plan Sloane' son evidentes. Y es que si esta práctica antisequías se extendiera, se aceleraría la destrucción de la Antártida, muy mermada por el cambio climático, y se acabaría con la vida de numerosas especies animales. Asimismo, otros países, como Chile, podrían reclamar la soberanía de esos bloques de hielo.