La poeta uruguaya Ida Vitale recibió ayer de manos del rey Felipe IV el Premio Cervantes, máximo galardón de las letras hispanas, en una ceremonia que tuvo lugar en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. A pesar de la mañana lluviosa en la localidad madrileña, la escritora de 95 años y autora de obras como La luz de esta memoria y Procura de lo imposible, se mostró vital, emocionada y muy agradecida ante un reconocimiento que, como manifestó durante su discurso, aunque le ha llegado demasiado tarde, realmente le sorprendió.

El ministro de Cultura y Deportes, José Guirao, describió su lenguaje literario como «uno de los más destacados y reconocidos de la poesía actual en español, al mismo tiempo intelectual y popular, universal y personal, transparente y hondo».

La influencia de Cervantes fue predominante en el acto y sirvió a Felipe IV para reivindicar la lengua como expresión identitaria. «Todos los hispanohablantes somos corresponsables de la cultura que en ella se expresa, una cultura que es manifestación de unidad en la diversidad», subrayó.

VARIOS ÁMBITOS // Vitale, que además de poeta también ha destacado en el ámbito del ensayo, la crítica literaria y la traducción, se disculpó por «venir a este lugar a hablar de Cervantes» y reconoció que para ella El Quijote siempre ha sido una lectura de referencia a la que ha vuelto en diferentes etapas de su vida desde que era niña. «Muchas veces lo que se llama locura en El Quijote podría considerarse como la irrupción de un frenesí poético», dijo. La concepción de un personaje que va libre por el mundo viviendo experiencias y aventuras hasta volver a su hogar precisamente se adecúa mucho a su itinerario experiencial que la ha llevado desde su Uruguay natal al exilio mexicano para más tarde pasar por Francia, Estados Unidos y terminar regresando hace dos años a su lugar de origen.

Siempre se ha sentido identificada con esa dicotomía entre lo soñado y lo real que caracterizan al hidalgo manchego. También tiene mucho de su espíritu indómito e inconformista, heredado de su abuelo, siciliano y garibaldino. Recordó sus primeras lecturas, aquellas que le abrieron la puerta a un mundo fascinante y lleno de misterios, de Gabriela Mistral a Ariosto, hasta llegar a Juan Ramón Jiménez, que fue uno de sus grandes referentes.

La autora, una de las máximas representantes de la Generación del 45, recogió el galardón acompañada de sus familiares más cercanos, su hija y sus dos nietas, así como también de representantes del mundo de las letras. En esta ocasión la ausencia de políticos fue notoria. Además de José Guirao acudió a la celebración la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, el presidente en funciones de la Comunidad de Madrid, Pedro Rollán, y el candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo. En las primeras filas también se pudo ver a la presidenta de RTVE, Rosa María Mateo.

El monarca destacó el papel de Ida Vitale en la defensa de la lengua y en el auge del castellano, «en el que se expresan 577 millones de personas de distintos países y climas, separadas y al mismo tiempo unidas por vastos océanos o cordilleras».