Dormir bien es clave para la salud. Para la mayoría de personas, el tiempo de reposo ideal está entre las siete y las ocho horas por día. Pero, para unos pocos, seis horas son suficientes para sentirse descansados a la mañana siguiente. Los expertos atribuyen estas diferencias al misterioso funcionamiento de los ritmos circadianos, que a día de hoy sigue siendo objeto de estudio. Ahora, un nuevo estudio ha descubierto una posible explicación a este fenómeno: una rara mutación genética que tendrían quienes necesitan pocas horas de sueño para descansar bien.

La historia de este hallazgo empieza de una manera un tanto curiosa. Con una familia singular. Un equipo de científicos de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) secuenció el genoma de una familia en la que varios miembros afirmaban necesitar menos horas de sueño que la media de la población para sentirse descansados. Los resultados de este análisis, publicados este mismo miércoles en la revista Neuron, mostraban la presencia de una variante genética rara del ADRB1, presente en aquellos que se daban por satisfechos tras dormir tan solo seis horas.

El análisis desveló que la versión mutante de este gen es mucho menos estable y, por lo tanto, su 'alteración' podría tener consecuencias funcionales en el cerebro. Los investigadores apuntan a que, en este caso, la mutación contribuiría a que las neuronas sean más activas y que, por lo tanto, el sueño corto resulte sostenible.

LA COMPLEJIDAD DE SUEÑO

Una vez identificada esta mutación se realizaron una serie de experimentos en ratones en los que introdujeron una versión modificada del gen. Los roedores con esta parte del genoma alterado dormían en promedio 55 minutos menos que los ratones normales. Paralelamente, los científicos también contrastaron el hallazgo gracias al uso de la optogenética; una combinación de métodos en los que se utiliza luz para controlar el funcionamiento de las células. "Cuando usamos la luz para activar las neuronas ADRB1, los ratones se despertaron inmediatamente del sueño", explica Fu.

"Esta investigación es una nueva y emocionante frontera que nos permite diseccionar la complejidad de los circuitos en el cerebro y los diferentes tipos de neuronas que contribuyen al sueño y la vigilia", comenta Louis Ptacek, coautor de este nuevo estudio. Asimismo, el investigador recuerda que entender cómo funciona el sueño es algo muy complicado por lo que "no creemos que haya un gen o una región del cerebro que le indique a nuestros cuerpos que duerman o se despierte", matiza el experto.