La Diócesis de Funchal, en el archipiélago portugués de Madeira, apartó de la acción pastoral a un sacerdote por sospechas de abuso sexual a un menor, según el Diario de Noticias de Madeira.

El padre Anastácio Alves fue investigado por el abuso a un menor en Madeira en un caso denunciado en 2005 y archivado entonces por el Ministerio Público.

En 2008, fue autorizado a desarrollar sus funciones en Suiza y Francia "en base a su pedido y atendiendo las necesidades pastorales, no habiendo informaciones que lo desaconsejasen, ya que apenas se oía hablar de un proceso civil que había sido archivado", de acuerdo con la Diócesis de Funchal.

No obstante, el obispo António Carrilho decidió apartarle ahora porque "todos los casos que sean conocidos por la Diócesis llevarán a la instauración e instrucción de procesos específicos para llegar a la verdad".

CRISIS INTERNACIONAL

La decisión coincide con la crisis abierta en la Iglesia Católica por las denuncias de abusos a menores, alimentada por las críticas del ex nuncio apostólico en Washington Carlo Maria Viganò, quien afirmó que el papa conocía desde 2013 los abusos en Irlanda y pidió su renuncia, al tiempo que acusó a varios prelados cercanos a Jorge Bergoglio de constituir un "lobby gay" en la Santa Sede.

Los obispos portugueses han cerrado filas para defender al papa Francisco y, en medio de la polémica, se han sumado a la postura de la Iglesia australiana en la línea de no denunciar a las autoridades los abusos a menores reportados bajo el secreto de confesión por considerar que hacerlo sería "contrario a la fe".

El portavoz de la Conferencia Episcopal Portuguesa, Manuel Barbosa, sostuvo, en declaraciones al diario Público, que "el secreto de confesión no es negociable".

"La Iglesia ha dado todas las indicaciones sobre esos casos, tanto a nivel canónico como civil, pero con la violación del secreto de confesión se perdería todo el sentido del sacramento", afirmó.