El incendio forestal declarado esta madrugada en el monte Gurugú, en la ciudad marroquí de Nador, a 15 kilómetros de Melilla, ya está controlado "en un 70%", según Marruecos,y ha arrasado al menos 80 hectáreas. El monte es conocido por ser el refugio y campamento improvisado de los inmigrantes subsaharianos que esperan una ocasión que les permita saltar la valla. El humo producido ha provocado que la zona tuviera que ser desalojada.

Una vez el fuego ha quedado neutralizado, la sociedad civil se pregunta en Nador: "¿Quien o qué lo ha motivado?". Los incendios en el monte de Gurugú son una dinámica que se vienen produciendo en los últimos años como estrategia de las fuerzas auxiliares marroquíes para provocar la huida de los cientos de inmigrantes subsaharianos llegados por el paso fronterizo argelino hasta Marruecos.

Después de Oujda, ciudad fronteriza con Argelia, el monte Gurugú, en Nador, se ha convertido en el principal enclave de asentamiento de los sin papeles donde sobreviven como animales, a la espera de pegar el salto de la verja que separa Nador de Melilla, o embarcar en las pequeñas lanchas de juguetes para cruzar a la playa de la ciudad autónoma.

La montaña asolada en la madrugada del viernes por el fuego se trata de una “zona muy caliente”, como describe la organización Pro Derechos de la Infancia (Prodein) dirigida por José Palazón, en donde las autoridades marroquís intervienen de manera regular, por el día o por la noche, para expulsar siempre con violencia a los refugiados. Tras cada redada, los cuerpos y fuerzas de seguridad suelen hacer hogueras y quemar la ropa, mantas, plásticos y comida de los africanos. “Y si pueden te roban”, dice al teléfono, en declaraciones a EL PERIÓDICO, Super, un inmigrante de Camerún localizado en Nador.

"SE LES HA IDO DE LAS MANOS"

Precisamente lo que sucedió en las horas previas a que prendiera el bosque fue otra operación de expulsión de inmigrantes, como denuncia Said Chramti, presidente de la Asociación del Gran Rif por los Derechos Humanos de Nador, seguidamente de un “fuego voluntario que se les ha ido de las manos”. Y añade: “Las fuerzas auxiliares son ignorantes y ni siquiera saben cuándo pueden o no prender fuego teniendo en cuenta los riegos del fuerte viento, que puede ayudar a propagarlo. Lo digo claramente, son las autoridades que iniciaron el fuego para disuadir a los inmigrantes y no lo supieron controlar”, continúa. El activista se lamenta repetidamente del desastre ocasionado contra la naturaleza porque “se ha acabado con 16 hectáreas de pinos”, que constituían el “patrimonio de todos, de España y de Marruecos”.

Frente a los rumores en Melilla y alrededores de que la causa del incendio pudiera residir en el propio colectivo de subsaharianos, la respuesta de las víctimas del gueto es “no”. “¿Cómo vamos a quemar nuestra lugar de refugio?. ¿Y entonces, lo íbamos a hacer ahora y no hace años?”, se defiende otro joven de Nigeria, quien insiste en que el único objetivo de su comunidad es salir del “cautiverio” y hallarse en España para iniciar una nueva vida.