Las matemáticas nunca habían estado tan presentes en nuestras vidas como ahora. La pandemia del covid-19 se muestra, día a día, a través de números. Su evolución se mide con gráficos. Los afectados se reflejan en cifras. Las incertidumbres, en hipótesis matemáticas. «Pueden parecer cálculos fríos, pero detrás de cada número hay una historia. Los datos son más importantes que nunca, pero tampoco podemos obsesionarnos con ellos», destaca Clara Grima, matemática de la Universidad de Sevilla.

Empecemos, pues, con los números que más se repiten estos días desde que comenzó la pandemia. El recuento de infectados, hospitalizados, fallecidos y curados por el covid-19; un listado que se actualiza cada día sobre las 11.30 de la mañana desde el Ministerio de Sanidad. Estos números pueden leerse de dos maneras.

Como cifras absolutas (con las que sabemos cuánta gente hay en cada uno de los escenarios). O como parte de una tendencia. Y es aquí donde, por ejemplo, se puede calcular el porcentaje de incremento de los casos diarios para ver si, efectivamente, la situación está mejorando. «Las cifras que llegan a diario añaden un pequeño punto en el gráfico de evolución de la pandemia. Pero esto no es un partido del que podamos seguir la evolución minuto a minuto. Habrá días en que los números suban y otros que bajen. La clave está en tomar algo de distancia para ver la tendencia», recalca Grima. Y, por ahora, todo apunta a que los indicadores siguen mejorando, aunque con cierta cautela.

Más allá del boletín diario que difunde el Ministerio de Sanidad cada mañana también hay otros indicadores que nos permiten entender la evolución de la enfermedad en España. El Instituto Carlos III y la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica publican diariamente información actualizada sobre la evolución de estos números. Y es ahí donde, aparte del recuento diario, se puede ver de manera más clara que sí, que la situación empieza a mejorar. Y así lleva desde el 25 de marzo, cuando las autoridades sanitarias sitúan el inicio del descenso de la famosa curva, el paso del pico.

Uno de estos indicadores de la esperanza es, por ejemplo, la tasa de crecimiento de la epidemia (el incremento porcentual de casos en las últimas dos semanas). Aquí llevamos días con porcentajes negativos que corroboran que la epidemia está menguando. Igual que con el número reproductivo básico (también conocido como R0, el promedio de casos secundarios causados por una persona infectada).

Hoy por hoy, este indicador también se sitúa por debajo de 1. Así que, bajo las condiciones de confinamiento, los contagios también se están frenando de forma paulatina, por lo que la pandemia está cada vez más bajo control.