La llegada del AVE a Murcia ha desatado una auténtica insurrección. Las protestas en Murcia para exigir el soterramiento del tren de alta velocidad en el centro de la ciudad han arreciado hasta convertirse en un grave problema de orden público. Los vecinos quieren que el AVE pase bajo tierra, en lugar de en superficie, como se ha proyectado provisionalmente. Esto supone la construcción de un muro que dividirá la capital y varios barrios.

Los vecinos llevan más de 20 días protagonizando concentraciones a favor del soterramiento y en contra del proyecto de la Sociedad Murcia Alta Velocidad, en la que están representadas las tres administraciones. Y la ciudad seguía ayer sin tren, cuando el presidente de Murcia, Fernando López Miras, afirmó que el soterramiento «es una reivindicación justa de los vecinos» y aseguró que «está garantizado».

Pese a todo, la tensión seguía, mientras algunos se quejaban de la poca atención del asunto en los medios nacionales. El tráfico ferroviario que conecta la capital murciana con Alicante, Cartagena, Madrid y Barcelona continuaba ayer suspendido, por segundo día, por los daños en el tendido férreo y los sistemas de seguridad provocados durante actos vandálicos de la noche del martes.