Una total de 76 crías de tortuga Aldabrachelys Gigantea, una de las especies más grandes del mundo, viajaron de las islas Secheyelles a Barcelona en un avión con escala en Doha (Catar) y casi mueren en el trayecto. Pero a la llegada a Barcelona, un control de la Guardia Civil permitió detectarlas y expedientar al pasajero, un italiano. Las tortuguitas, todas vivas, se recuperan estos días del viaje clandestino en el Zoo de Barcelona y en el Centro de Recuperación de Anfibios y Reptiles de Cataluña.

El hallazgo de la maleta y su peculiar mercancía se produjo el pasado viernes 5 de abril cuando en un control del equipaje que llega a Barcelona, sobre todo si procede de un vuelo de fuera de Europa, un guardia civil descubrió a través de la pantalla del escáner unos objetos extraños y que se movían. Al abrir la maleta, aparecieron las 76 crías vivas de tortuga terrestre, introducidas en recipientes con agujeros para que pudieran respirar. Algunas de ellas estaban en grave estado, aunque ya se han recuperado.

250 KILOS DE PESO Y 165 AÑOS

La Guardia Civil se puso en contacto con el Servicio Oficial de Inspección, Vigilancia y Regulación de Exportaciones (SOIVRE), del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, quienes identificaron la especie de los reptiles como la Aldabrachelys Gigantea, una especia protegida por la Convención Sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, más conocido como CITES, por lo que los agentes instruyeron diligencias contra el viajero italiano por un delito relativo a la protección de la flora, la fauna y los animales domésticos.

Esta es la primera vez que en España se produce la incautación de esta especie de tortuga, originaria del archipiélago de Setchelles, y que está considerada una de las tortugas terrestres más grandes del mundo. Los machos pueden llegar a pesar 250 kilos y las hembras, 165. Además tienen una gran longevidad, 165 años de esperanza de vida.