Un equipo de investigadores de la Universidad del Sur de California (Estados Unidos) ha descubierto, en un estudio publicado en 'Nature Communications', el circuito cerebral asociado a la impulsividad por la comida o el abuso de drogas.

Los expertos han analizado la hormona concentradora de melanina (MCH), la cual es señalada por las células cerebrales en una región del hipotálamo, un área del cerebro en forma de cono que se encuentra por encima de la glándula pituitaria.

"No tenemos la tecnología para corregir la impulsividad ahora. Sin embargo, entender que existe una vía que altera la impulsividad alimentaria sin afectar las propiedades gratificantes de los alimentos deliciosos abre la puerta a la posibilidad", han dicho los expertos.

Al manipular este circuito, prosiguen, es posible que algún día se puedan desarrollar terapias para comer en exceso que ayuden a las personas a seguir una dieta sin reducir el apetito normal o hacer que las comidas deliciosas sean menos deliciosas.

Para descubrir este circuito cerebral, los científicos realizaron una serie de estudios en ratas que demostraron que la impulsividad es una función que está separada del hambre y de la motivación alimentaria. En una tarea, una rata podría presionar una palanca y recibir una rosquilla rica en grasas y carbohidratos.

Sin embargo, el lanzamiento fue cronometrado, lo que significaba que la rata tendría que esperar 20 segundos para presionar con éxito la palanca y recibir otra. La rata se volvería ansiosa y, a veces, golpearía la palanca antes de que pasara el tiempo, lo que obligaría a que el reloj se reiniciase y tuviera que esperar nuevamente para poder recibir una nueva recompensa.

En otra tarea, las ratas podían elegir entre dos palancas. Una palanca liberaría un regalo único inmediato. El otro lanzaría un lote de cinco golosinas, pero cada 30-45 segundos. Las ratas presionarían la palanca para el tratamiento individual con más frecuencia que la otra palanca, a pesar de que habría entregado mucha más comida.

Los científicos probaron bajar y elevar los niveles de MCH en el cerebro de las ratas a través de varios métodos. Sobre la base de escáneres anatómicos del cerebro, los científicos observaron que las neuronas en el hipotálamo lateral envían MCH a otras neuronas en el hipocampo ventral, un área del cerebro asociada con las emociones, la memoria y el control inhibitorio.

"El siguiente paso es mapear el vínculo entre el circuito para el control de impulsos y el sistema de recompensas del cerebro. Tal trabajo podría conducir finalmente al desarrollo de tratamientos mejor dirigidos para los trastornos psiquiátricos en los que la impulsividad es un tema central", han zanjado los expertos.