Pasear por el bosque es saludable. Parece una afirmación de sentido común. Pero ¿tiene algún fundamento? Caminar, y hacerlo en una atmósfera limpia, sin duda es beneficioso para la salud. ¿Pero lo es más hacerlo en un bosque, rodeado de aroma de resina, hojas pisadas y piar de pájaros que en cualquier otro espacio, y por algún motivo verificable más allá del bienestar psíquico?

Un estudio tratará de dar respuestas demostradas empíricamente a estas preguntas. Para ello, un grupo de voluntarios de entre 20 y 40 años participaron el viernes en un test que analiza los efectos potenciales que tienen los bosques sobre la salud humana determinando la influencia química del bosque sobre las personas. La investigación forma parte del proyecto Bosques sanos para una sociedad saludable, desarrollado por la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB).

El experimento aborda el potencial terapéutico de los bosques no solo en el bienestar que puede producir una simple caminata, sino en la posible interacción que tienen con la salud humana los componentes químicos que genera la vegetación, gracias a los elementos y organismos que se encuentran en el aire.