Italia abrió ayer sus fronteras a los países de la Unión Europea y también permite la libre circulación entre regiones del país. Un paso más hacia cierta normalidad, aunque con cifras escalofriantes sobre la pandemia. Alrededor de 33.000 muertos y 235.000 contagiados por el covid-19 desde que empezó la crisis sanitaria. A estas cifras hay que añadir 400.000 personas más en el paro y 1,2 millones con riesgo de perder su trabajo en los próximos meses.

A partir de ahora, el Gobierno permite viajar por toda Italia, y donde haya aviones, trenes, barcos y acuerdos bilaterales, llegar al país de todo el mundo. Sin necesidad de someterse a cuarentenas ni de presentar un certificado.

En las estaciones y aeropuertos se toma la temperatura a los viajeros y las mascarillas son obligatorias en todos los interiores, además de mantener las distancias.