“Queríamos saber que se siente cuando se mata”, dijeron al ser arrestados, aunque ahora, en los primeros interrogatorios, los dos autores del sádico asesinato de Luca Varani se escudan diciendo que se trató de un “juego erótico violento” que terminó mal. El juez de las investigaciones preliminares (GIP) también comparte la versión de que no se trató de un “homicidio predeterminado”, o sea voluntario.

Desde el pasado fin de semana, Italia entera está conmovida y desorientada al mismo tiempo por el asesinato de un jóven de 23 años que de vez en cuando se prostituía por falta de dinero. Le mataron Manuel Foffo y Marco Prato, dos jóvenes pijos de Roma, de 23 y 28 años, el jueves anterior, borrachos y repletos de 1.500 euros de cocaína. Después pasaron la noche del viernes durmiendo junto al cadáver.

FIESTA MULTITUDINARIA

Según los primeros interrogatorios, que han durado varias horas, en aquel largo fin de semana que comenzó jueves habrían pasado al menos seis personas por el piso donde se produjo el crimen, tomando alcohol, cocaína y las llamadas “drogas carnívoras”, substancias sintéticas que desencadenan instintos violentos.

Foffo y Prato, ambos conocidos en los ambientes nocturnos romanos y el segundo organizador de veladas gais, eran amigos desde hacía años, mientras que la víctima, Luca Varani, de 23 años, oriundo de la exYugoslavia y adoptado en Italia, era sólo un conocido más. Los tres mantenían relaciones héterosexuales y homosexuales sin distinción.

En busca de la verdad judicial, que no siempre coincide con la verdad real, los magistrados se han topado, por ahora, con acusaciones recíprocas de Manuel y Marco. “Manuel dirigía el juego”, afirma Marco. “Marco le asestó el golpe definitivo”, arguye por su parte Manuel.

POR 100 EUROS

La primera reconstrucción de los hechos permite entender que ambos jóvenes se vieron el pasado miércoles y que estuvieron juntos hasta el sábado en la casa de Manuel, que vive en el este de Roma y en un piso situado sobre el de su madre. Durante los días y las noches pasaron por allí almenos seis personas de las 22 a las que habrían llamado para unirse a la fiesta. Los seis que aceptaron permanecieron durante algunas horas, en momentos distintos, bebiendo, esnifando y practicando sexo, para irse después, mientras que Luca, que tenía novia y que de vez en cuando lo hacía con otros hombres por dinero, se quedó con la promesa de 100 euros. Sus vecinos explican que “andaba siempre corto y pedía contínuamente”.

De acuerdo con el relato de Marco, tras mantener “varias relaciones sexuales”, su amigo Manuel propuso un juego erótico, que incluye formas de estrangulamiento, en el que él habría actuado como dominador. A partir de ahí, se habría producido un “crescendo” de agresividad hasta provocar que Marco cortara las cuerdas vocales de Luca “porque sus gritos eran insoportables”. Se encontraban en el lavabo, aunque una vez muerto traladaron el cadáver a la habitación y empezaron a lavar la sangre del suelo.

En el momento del arresto, Manuel había confesado a los agentes que “antes de este evento (el homicidio) hemos salido en coche con el deseo de hacer daño a una persona cualquiera, algo que había madurado en nuestras mentes durante la noche del jueves”.