Un estudio en localizaciones tropicales y mediterráneas ha constatado que algunos frugívoros (animales que se alimentan de fruta), como los jabalíes y los conejos, prefieren consumir naranjas infectadas por hongos o bacterias antes que naranjas sanas. El estudio ha sido realizado por el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Politècnica de València (UPV).

Según un comunicado conjunto del CSIC y la UPV, el estudio ha demostrado que "no es que estos animales no quieran fruta podrida, sino que les gusta mucho más que la sana", ha apuntado Leandro Peña, investigador del CSIC.

Los investigadores han llevado a cabo diferentes ensayos durante tres campañas y en dos localizaciones totalmente diferentes: una mediterránea, en parcelas experimentales del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, y otra tropical, en Sao Paulo (Brasil). En ambos casos se utilizó como fruta modelo la naranja: la mitad de ellas las infectaban con Penicillum digitatum, también llamado hongo verde, y la otra mitad, que actuaba como control, se dejaba intacta.

"Montamos diferentes puntos de ofrecimiento distribuidos aleatoriamente en parcelas de naranjos, debajo de la copa del árbol simulando la caída natural de las naranjas; en cada arenero se ofrecían naranjas sanas e infectadas dispuestas alternamente", ha explicado Josep Enric Peris, técnico del IBMCP. Las pruebas duraban entre siete y diez días y mediante cámaras fotográficas con visión nocturna se registró el comportamiento de los animales.

De esa observación, concluyeron que los animales que más se acercaban a la fruta infectada fueron el jabalí y la paca común, en el caso del ambiente tropical, y el conejo en el mediterráneo.

Según Peris, la fruta tiene dos barreras, una física -la piel- y otra química -el limoneno-; en el estudio, han demostrado que la infección de la naranja por el hongo verde reblandece la piel de las naranjas facilitando el acceso a la pulpa a pájaros y mamíferos de pequeñas dimensiones.

Además, este hongo dispara las emisiones de ésteres y alcoholes, lo que "parece atraer a los frugívoros vertebrados, que prefieren consumir naranjas infectadas antes que naranjas sanas", ha apuntado Peris.

Del trabajo también se deriva que los hongos parecen reforzar las interacciones positivas que mantienen muchas plantas de frutos carnosos con algunos vertebrados que, tras ingerir los frutos y sus semillas, liberan estas últimas lejos de las "plantas madre" y permiten su expansión a nuevos hábitats.

"Durante décadas se ha mantenido que las plantas con frutos carnosos se enfrentan al 'conflicto evolutivo' de, por una parte, atraer a aves y mamíferos para que dispersen sus semillas y, por otra, evitar la atracción de microorganismos supuestamente patógenos", ha explicado José M. Fedriani, investigador del CEABN/InBio (Portugal).

"En este estudio demostramos que, al menos en muchos casos, no existe tal conflicto, dado que hongos y otros microorganismos no son patógenos, sino que, al aumentar la ingestión de frutos y semillas por parte de aves y mamíferos, refuerzan la interacción entre plantas y sus dispersantes de semillas", ha añadido.

Según el comunicado, "este trabajo también tiene importantes repercusiones en el estudio de la naturalización de muchas especies cultivadas y especies invasoras al mostrar, por ejemplo, que los hongos podrían estar facilitando la expansión de algunos cítricos domésticos en bosques tropicales de Brasil y Argentina".

Los resultados de este estudio, en el que también han participado investigadores de la Estación Biológica de Doñana del CSIC, FUNDECITRUS (Sao Paulo) y el CEABN/InBio (Universidad de Lisboa, Portugal), han sido publicados en la revista Scientific Reports del grupo Nature. EFE