El primer ministro japonés, Shinzo Abe, declaró ayer el estado de alerta sanitaria para combatir la propagación del coronavirus en los principales centros de población durante un mes y dio a conocer un paquete de estímulo que describió como uno de los más grandes del mundo para tratar de reducir el impacto económico de esta crisis sanitaria.

«No hay tiempo que perder. Hay riesgos de una grave amenaza para la vida de la gente», sostuvo Abe para explicar la decisión adoptada. Es la primera vez en la historia reciente del país que se aplica esta medida, conocida en Japón como estado de emergencia, para hacer frente a una situación que, en principio, tiene unas dimensiones que están muy lejos de las de otros países afectados por el covid-19, como España, Italia, Estados Unidos o China.

La medida de excepción, anunciada a partir de los poderes especiales que recibió de parte del poder legislativo en marzo el Gobierno de Abe, afectará a Tokio y a otras seis prefecturas, varias de ellas limítrofes con el área metropolitana y otras especialmente afectadas por la pandemia, como la de Osaka. Japón registró el primer caso de coronavirus a mediados de enero y hasta la fecha ha afectado a unas 4.800 personas, con 108 muertos, incluyendo los infectados en un crucero que fue sometido a cuarentena. Pero en los últimos días se ha notado un repunte preocupante en Tokio, y las autoridades del área metropolitana estaban presionando a Abe para que declarara el estado de emergencia.