Les ha costado, pero los Javis ya han encontrado su lugar en el mundo. Javier Calvo (Madrid, 1991) y Javier Ambrossi (Madrid, 1984) llevan desde que tenían 15 años en un plató y se han convertido en los nuevos reyes del mambo en el mundillo del cine. Se quieren (son pareja) y todo el mundo les quiere. Empezaron como actores en Física y Química y El comisario. Se convirtieron en autores de teatro y crearon la webserie Paquita Salas. La crítica se rindió a sus pies y el gran público también, de la mano de OT, donde ejercen de profesores. Ahora, tras el éxito de su primera película, La llamada, se han convertido en miembros de pleno derecho de la nueva generación de cineastas. Aman su profesión casi tanto como el activismo por la causa gay.

En la gala de los premios Feroz del pasado lunes, donde conquistaron el galardón a la mejor comedia, Calvo aprovechó el micrófono para dirigirse a niños y niñas «perdidos» con su orientación sexual. «Que sepáis que vais a encontrar vuestro sitio. Como yo, que tengo un novio que me quiere, una familia que me apoya y estoy aquí recogiendo un premio». Ambrossi le besó.

Calvo y Ambrossi saben qué significa estar perdido. Ambrossi, que es hermano de la también actriz Macarena García (Blancanieves) y estudió en un colegio del Opus Dei, «flipó» al ver un personaje gay en Farmacia de guardia. «Me pasa lo mismo», pensó. Con 18 años recién cumplidos, soltó a su madre que era homosexual. De ahí pasó a subirse a una carroza durante el desfile del Orgullo Gay. Ya no más mentiras. Ya aceptó y entonces gritó su homosexualidad a los cuatro vientos.

Rodada en un campamento de verano, La llamada muestra a dos estudiantes de colegio de monjas que escogen caminos diferentes para conseguir ser felices. Medio millón de espectadores han visto La llamada, cuyos creadores competirán en los Goya el próximo 3 de febrero en la categoría de mejor dirección novel.