Perdón porque en algunas de nuestras instituciones, que tendrían que haber sido un lugar seguro para todos los niños y jóvenes, se han dado situaciones de abuso que han dejado profundas heridas frecuentemente para toda la vida. Perdón de manera muy particular a quienes sufrieron esos abusos porque como institución no siempre hemos actuado con la delicadeza, rapidez y firmeza que esas situaciones pedían. O quizás no hicimos suficiente esfuerzo de prevención».

Este es el fragmento literal que el máximo responsable en el mundo de los Hermanos Maristas, Emili Turú, ha dedicado a los alumnos que han sufrido abusos sexuales mientras duró su escolarización en colegios de esta orden. Estas disculpas forman parte de un discurso más amplio que vindica el legado marista, que cumplirá 200 años el próximo 2 de enero desde que lo fundara Marcelino Champagnat.

Fuentes de la agrupación de colegios catalanes de los Maristas, sede de un escándalo de abusos sexuales destapado por El Periódico de Catalunya a principios del 2016 que acumuló 43 denuncias contra una docena de sus profesores por delitos cometidos durante las décadas de 1970, 1980, 1990 y 2000, subrayan que el texto tiene alcance mundial y el mensaje no solo alude a los hechos que ocurrieron en los centros catalanes afectados.

Es la primera vez que el jefe superior de los Hermanos Maristas, una institución presente en 81 países y con más de 600.000 menores a su cargo, pide públicamente «perdón» a todas las víctimas de abusos sexuales y, por extensión, o quizá en concreto, a las que salieron a la luz en Cataluña durante los meses de febrero y marzo. Aunque no hay en su discurso una referencia explícita a estas. En esta orden se han aireado casos de pederastia de menor envergadura también en Australia y, más recientemente, en Inglaterra. También es el primer reconocimiento sin titubeos por la «falta de delicadeza» con la que las víctimas fueron tratadas.