La joven que denunció a los cuatro miembros del grupo de WhatsApp de la Manada por supuestos abusos sexuales en la localidad cordobesa de Pozoblanco tras conocerse en la feria de Torrecampo se mostró ayer «clara, concisa y coherente» en su declaración, en la que ratificó «lo fundamental» de la denuncia interpuesta tras conocer el vídeo por la Policía Foral de Navarra. Los cuatro acusados se encuentran en prisión tras ser condenados por cometer una violación grupal a una joven durante los Sanfermines del 2016, que sucedió después de los hechos de Pozoblanco.

Así lo confirmaron desde la acusación particular, al tiempo que señalaron que la joven fue «contundente», aunque admitió que en un primer momento no recordó lo ocurrido en el coche, pero posteriormente fue consciente de los hechos, respaldados por la grabación de vídeo.

Según expresó su abogado, Blas Arévalo, la joven coincidió en la declaración ofrecida desde la Instrucción y «en ciertas preguntas ha dado muestras y síntomas que pueden ser de una persona que ha sufrido este tipo de violencia». De este modo, mantuvo que «en ningún momento sabía lo que había ocurrido dentro del coche, ni sabía que la estaban grabando, ni había dado autorización para la grabación, ni permitió, ni consintió el envío de los vídeos a grupos de chat», para que «quede constancia y se pueda acreditar un delito contra la intimidad, a parte de los vídeos que demuestran el delito de abusos sexuales», remarcó su letrado, que indicó que ella no recuerda si pudo ser intoxicada.