La madre de la bebé hallada sin vida en el patio de luces de un edificio de Barcelona en junio del 2018 se enfrenta a una petición fiscal de 24 años de cárcel por asesinato por haber arrojado presuntamente a la recién nacida tras dar a luz desde la ventana del quinto piso en el que vivía.

El juicio contra la joven, en prisión provisional y con 19 años en el momento de los hechos, ha comenzado este lunes en la Audiencia de Barcelona, donde un jurado deberá decidir si condena a Berta G. por el asesinato de su bebé, que fue hallada ya muerta por una vecina en el barrio de Gràcia de Barcelona.

Durante la vista oral, la acusada, que cursaba la carrera de Derecho en la Universidad Autónoma de Barcelona, ha alegado sufrir problemas de memoria desde que su abuela materna falleció en diciembre del 2016, lo que ha asegurado que le provoca episodios de amnesia.

NO RECUERDA ESTAR EMBARAZADA

Por ese motivo, ha dicho que no se acuerda de haberse quedado embarazada ni tampoco de haber dado a luz y que el único recuerdo que tiene de los hechos es haber entrado en la ducha porque "se sentía mal" y acordarse después del "olor de colonia" con el que sus padres trataban de despertarla al haberse desmayado.

"Lo único que recuerdo es entrar en la ducha para ver si me encontraba mejor y luego ver a mis padres que me daban colonia para que reaccionara", ha apuntado antes de agregar que tampoco sabe si mandó un mensaje a su madre pidiéndole ayuda.

A preguntas de la fiscal, ha garantizado además que durante el supuesto tiempo de gestación no engordó e incluso continuó menstruando normalmente.

Según ha relatado, fue algunos días después de los hechos cuando comenzó a embargarle una "sensación de culpabilidad" de la que no sabía el motivo, por lo que decidió avisar a su madre.

"Solo a raíz de la investigación fui entendiendo de lo que se me culpaba", ha aseverado tras insistir en que no recuerda haber dicho a nadie que estaba embarazada.

Berta G. ha explicado también que mantenía una relación muy cercana con su abuela, quien ejercía "como de madre", pero que no necesitó ningún tratamiento psicológico tras su muerte.

"DOLENCIA PSÍQUICA"

Asimismo, ha reconocido que durante la época en la que sucedieron los hechos no sabía discernir entre lo malo o lo bueno, motivo por el cual su defensa ha alegado que la enjuiciada sufría una "dolencia psíquica" que le impedía comprender "la responsabilidad" y "las consecuencias" de sus actos.

Con este argumento ha pedido así que, en caso de que Berta G. sea considerada culpable, cumpla condena con una medida de seguridad de custodia familiar o en un centro de internamiento psiquiátrico.

De acuerdo con el Ministerio Público, la acusada, que se encontraba en un estado gestacional de entre 37 y 40 semanas en junio del 2018, dio a luz a una bebé de unos tres kilos y 54 centímetros de altura, que arrojó desde la ventana del cuarto de baño.

Lo hizo, asegura la fiscal, "con la intención de acabar con la vida de su hija o, al menos, sabiendo que la muerte sobrevendría como consecuencia natural y altamente probable de su conducta", ya que la ventana estaba ubicada a unos 23 metros y daba a un patio de luces, donde la bebé fue localizada ya inerte.

La recién nacida falleció a consecuencia de una destrucción de centros vitales cerebrales tras el traumatismo producido por la caída.

El juicio se retomará mañana con la declaración de los padres y del abuelo de la acusada, así como con el testimonio de la vecina que descubrió el cadáver.