La joven Testigo de Jehová que permaneció más de un mes en estado de extrema gravedad en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital San Jorge de Huesca tras negarse a recibir una transfusión de sangre, asegura que se negó a este tratamiento para "ser consecuente" con su fe.

En una carta abierta a los medios de comunicación, la joven Liliana, de 20 años de edad, asegura estar "sorprendida" de la difusión alcanzada por su caso a nivel nacional, dado que "al fin y al cabo, no he sido la primera Testigo de Jehová que se ha negado a ponerse una transfusión y cuyo resultado ha sido positivo".

Tras subrayar que en el caso de haber recibido una transfusión tampoco existía una "garantía absoluta" de mejora de la grave peritonitis sufrida, señala que se limitó a hacer "uso de mi derecho" a rechazar el tratamiento, al amparo de la Ley de Autonomía del Paciente.

"Yo he hecho uso de mi derecho -señala la joven-, igual que harían muchas otras personas al negarse a un tratamiento de quimioterapia, a la amputación de algún miembro, etc, sin hacerlo por convicciones religiosas".

"Entiendo que no todos estén de acuerdo con estas creencias, y eso es algo que respeto, igual que he pedido que se respeten mi convicciones", asegura la joven Testigo de Jehová, que expresa su deseo de seguir con su vida "con total normalidad" y de rechazar nuevas informaciones en prensa de su situación.

Según explica, no desea "entrevistas ni más publicidad", ya que siento que no se ha respetado su "derecho a la intimidad".

En su carta, agradece la labor de los médicos que le atendieron por su esfuerzo en conseguir su mejoría así como por respetar su decisión de no aceptar transfusiones, de acuerdo a lo establecido por el juez de Huesca que fue informado del caso, a quien también agradece su apoyo.

La joven, que se habría sumado al movimiento de los Testigos de Jehová a los trece años, fue en la UCI y sometida a un coma inducido debido a la gravedad de su afección, una peritonitis derivada de una operación de apendicitis que se le practicó por prescripción médica.

Antes de ser sometida a la intervención, la joven, vecina de Jaca, dejó escrito un testamento vital en el que prohibía expresamente recibir una transfusión de sangre, una situación que los padres trataron infructuosamente de revertir.