Más de una década después, la desaparición y asesinato de Marta del Castillo sigue provocando sobresaltos judiciales. Un juzgado de Sevilla ha ordenado reabrir la pieza cerrada en el 2013 contra Javier Delgado, hermano del único condenado, Miguel Carcaño, tras las pistas aportadas por la familia de la adolescente que apuntan a que los dos hombres estaban involucrados en una supuesta estafa bancaria y que la chica falleció al mediar en una pelea entre ambos.

En un auto dictado ayer, el Juzgado de Instrucción 4 ordena a la Policía que llevó en su momento las pesquisas que compruebe la «veracidad» de la documentación aportada por la familia Del Castillo, a quien el propio Carcaño puso sobre la pista en una visita que le realizaron a la cárcel de Herrera de la Mancha, donde cumple una pena de 24 años. El magistrado ordena la comprobación de los hechos y, además, que se investigue si de ellos «pudiera esclarecerse el lugar en que se encuentre el cuerpo de Marta del Castillo o la posible participación en su muerte de terceras personas que hasta la fecha no estuviesen enjuiciadas».

El propio Antonio del Castillo desveló esta misma semana que la documentación que han ido recabando les llevan a sostener que Carcaño y Delgado «falsificaron» nóminas de un supuesto bar donde Carcaño nunca trabajó, declaraciones de la renta o incluso un informe de vida laboral, donde constaba como dado de alta en esa empresa de restauración. Todo con el objetivo de lograr del banco un préstamo de 108.000 euros para adquirir un piso.

MÓVIL DEL CRIMEN / En el relato que hace la familia, esa supuesta estafa sería el móvil del asesinato de Marta. La imposibilidad de hacer frente a las mensualidades de esa hipoteca y el hecho de que Carcaño se gastara parte del dinero en una moto y aparatos electrónicos derivó en una discusión entre ambos hermanos y la agresión a Carcaño que Marta trató de parar. Fue en ese momento cuando, según Carcaño, su hermano Javier sacó entonces la pistola que llevaba, dado que trabajaba como vigilante de seguridad, y le propinó varios golpes en la cabeza con la culata del arma, causándole la muerte.

Posteriormente, ambos jóvenes se deshicieron del cuerpo enterrándolo en una finca en La Rinconada, aunque nunca se localizó allí ningún rastro de Marta. «Hay más gente metida, personas que reciben dinero», argumentó el padre al desvelar este «posible fraude en la falsificación de documentos», convencido de que las pruebas documentales muestran que «hubo una discusión por impago de la hipoteca y la salida a la luz del fraude» que «los podía llevar a los dos a la cárcel».

Relato «fantasioso» / Antes de conocer estas pruebas, el juez decidió archivar en la primavera de 2013 las pesquisas iniciadas tras una nueva versión, la séptima, ofrecida por Carcaño sobre lo que ocurrió la tarde del 24 de enero de 2009 en la vivienda familiar de la calle León XIII, y en la que apuntaba directamente a su hermano Javier como autor material de la muerte de Marta y la posterior desaparición de su cadáver. Para el magistrado, se trataba de un relato «fantasioso e inconsistente», dado que el joven había mareado a la Policía con diferentes teorías sobre cómo murió y dónde podía estar el cuerpo.